Tan bueno como para salvar a Ciudad Gótica, pero al mismo tiempo tan malvado como para ser Drácula. Ha pasado de los papeles más heroicos a los más despiadados y sombríos. Gary Oldman, el señor del cine, vive un momento muy particular en su carrera. El retiro toca a la puerta, pero nuevos proyectos lo hacen sentir más vigente que nunca.