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Julieth López es amante a la música. La escucha desde su celular, y con audífonos todo el tiempo; camino a la universidad, a su casa y a cualquier parte. Por esto paga $10.900 mensuales a su proveedor de telefonía celular, que le permite tener acceso a Deezer, una plataforma digital de servicio de música en streaming en la que puede escuchar a sus artistas favoritos ilimitadamente.

Esta compañía es solo una de las tantas –como Apple Music, Spotify, Google Music, entre otras– que prestan este servicio de música en directo que ha impulsado a que la industria musical haya registrado sus mejores cifras en 20 años, después de haber vivido una debacle.

Según cifras de la Federación Internacional de la Industria Discográfica (Ifpi), en 2015 los ingresos derivados del uso del streaming aumentaron un 45,2% y reportaron 2.900 millones de dólares. Estos resultados representan un crecimiento del 3,2 % en comparación con 2014.

Superan ventas físicas

En el año 2015 se caracterizó por dejar otro cambio relevante, ya que por primera vez los ingresos globales de música digital superaron a los de música en formato físico. En concreto, la venta de formatos digitales representó el 45% del total de los ingresos globales frente al 39% de las ventas físicas. El porcentaje restante pertenece a ingresos por giras y conciertos de artistas y productores.

A nivel mundial, los ingresos de música digital se incrementaron hasta un 10,2%, mientras que las ventas en formato físico como el vinilo o el CD se hundieron un 4,5 %. El mercado de Latinoamérica fue el que más creció el año pasado. Sus ingresos derivados del servicio streaming se elevaron en un 11,8%.

¿Cómo funciona el negocio?

Inicialmente se debe entender que hay un ‘triple proceso protocolario’. El artista o su representante hace el negocio con un intermediario, y este, a su vez, es quien hace el contacto directo con la plataforma. Esta persona que toma el papel de mediador tiene la denominación de distribuidor digital.

Carlos Ardila, gerente editorial para países andinos de Deezer, cuenta que dicha plataforma trabaja con más de 150 distribuidores digitales a nivel global, y resalta que OneRPM y Altafonte son algunas de las empresas 'más representativas' que prestan este servicio de intermediación en Colombia.

Ardila explica que el primer paso es que el artista elija con qué distribuidor va a trabajar, y eso dependerá de la oferta que este le ofrezca. 'Los hay desde cero costo, es decir, que ellos proveen el servicio gratuito y se quedan con un porcentaje del ingreso que nosotros reportamos, hasta unos más avanzados y más costosos, pero que reparten el 100% de la totalidad de los ingresos que reportamos para el artista', cuenta el gerente editorial de Deezer.

El segundo paso se da cuando el artista pone su catálogo musical a disposición de los intermediarios digitales, y el tercero llega cuando estos lo distribuyen a cada una de las plataformas digitales, ya sea de venta de música, como iTunes o Amazon, o de servicio de streaming, como el caso de Deezer, Spotify, o Apple Music.

De esta manera, Ardila explica que el usuario final paga mensualmente una suscripción para tener acceso a un ilimitado catálogo de música, ya sea de cualquiera de las plataformas existentes de este servicio. Luego ese dinero que se recauda 'va a una bolsa donde se sacan nuestros costos y gastos operacionales, y finalmente repartimos lo restante a los distribuidores digitales', dice.

En el caso de Deezer, Ardila afirma que el porcentaje actual que la plataforma entrega al intermediario es de alrededor del 72% de sus ingresos. Esta cifra luego es dividida entre el distribuidor digital y el artista, dependiendo del acuerdo comercial al que hayan llegado.

Esta cifra parece ser casi general en todas las plataformas. Según el servicio sueco de reproducción de música por internet Spotify, el 70% de sus ingresos van a para los artistas o sus representantes.

Cabe destacar que los cantantes no son quienes directamente se comunican con estos intermediarios la mayoría de las veces, sino sus productores de contenido o mánager digital.

Los intermediarios

Diego Maldonado, agregador musical o distribuidor digital de OneRPM –compañía que hace este trabajo para Systema Solar, Iván Villazón, Los de Adentro, entre otros–, cuenta que su empresa presta un servicio gratuito y que cualquier agrupación o artista puede distribuir con ellos.

Después, en la medida que el artista va generando resultados, ellos ganan un porcentaje de ese dinero. 'Queremos hacer equipo con las agrupaciones, a diferencia del modo antiguo de las disqueras, que tomaban un poco de ventaja frente al músico, porque se quedaban con un alto porcentaje', dice Maldonado, agregando que, en este caso, los artistas se quedarían con un 85% y ellos con el 15%.

Esta empresa también trabaja con otro modelo, donde el cantante obtiene un 70% y los distribuidores el 30%. 'Nosotros, además de ser un agregador digital, ofrecemos servicios de mercadeo y promoción; incluso tenemos un estudio de grabación. Digamos que si el artista quiere aprovechar estos servicios, nosotros nos quedamos con un porcentaje más alto', explica Maldonado, refiriéndose a este segundo modelo.

Según cifras de OneRPM, hay artistas que reportan 1.500 dólares al mes. Maldonado cuenta que este grupo de cantantes se toman el tiempo de hacer una estrategia digital y de mover las redes sociales. 'Hacer negocios de la música en el entorno digital no es solo poner la música en una plataforma, sino hacer una estrategia completa', asegura el agregador.

Maldonado cuenta que hay artistas que se desilusionan al no generar 'suficiente'. Adicionalmente, explica que el entorno digital todavía ofrece rendimientos 'muy bajos', de allí la importancia de realizar una buena estrategia con la que se podrían conseguir mejores resultados.

¿Y las disqueras y compositores?

En este punto surgen los interrogantes sobre el papel que cumplen las disqueras en todo este proceso. Milton Díaz, director del Departamento de Plataformas Digitales de Sony Music, cuenta que los servicios de streaming tienen un convenio con todas las disqueras, y que en este, los ingresos recibidos por reproducciones son pagados a la compañía discográfica. 'Luego nosotros vamos pagando las regalías a los artistas', explica.

Díaz también expone que cada plataforma le debe pagar a las entidades de control, en el caso de Colombia a Sayco y Acinpro, para retribuir a los compositores los derechos de autor. 'Cada servicio tiene que llegar a un acuerdo de licencia para usar el contenido musical. Además debe sacar unos permisos de la parte actoral, para que a los intérpretes también le lleguen sus regalías', cuenta.

El director de Departamento Digital de Sony asegura que este servicio de streaming no representa una amenaza para las casas discográficas. Por el contrario, afirma que es un excelente modelo de negocio para ellos mismos. 'Definitivamente el mercado ha cambiado mucho y el streaming tiene mucha más fuerza en Colombia. El mercado físico tambipen sigue creciendo porque así lo hicimos el año pasado', afirma, contrastando las cifras de la disquera con las globales de la industria musical.

Escándalos por el servicio

Pero las inconformidades tampoco se han hecho esperar, especialmente entre los artistas. La cantante estadounidense Taylor Swift, en noviembre de 2014, un día después del lanzamiento de su exitoso álbum 1989, retiró su catálogo de música completo de Spotify. Según el portavoz de la plataforma, Graham James, Swift y su sello discográfico Big Machine solicitaron que la música de la cantante fuera retirada. Sus temas, en ese momento, se encontraba en 19 millones de listas de reproducción.

La artista escribió en un editorial para el diario Wall Street Journal, en julio de ese mismo año, que 'la piratería, el compartir archivos y la reproducción en línea han reducido la cantidad de ventas de álbumes drásticamente(...). En mi opinión, la música no debería ser gratuita'.

Artistas como Beyonce y Coldplay también hicieron esto tiempo antes. Sin embargo, no se retiraron por completo, sino que, al lanzar un nuevo disco, decidieron esperar un tiempo para dar a los minoristas un período exclusivo para venderlos en físico y por iTunes.

¿Qué opinan los artistas?

Para la cantante barranquillera Maía, quien acaba de lanzar este viernes un nuevo trabajo discográfico solo por plataformas digitales, titulado con su mismo nombre, estos servicios de streaming representan una gran oportunidad para los artistas, ya que permiten que su música sea escuchada en todas partes del mundo. 'Esto funciona como las redes sociales, que llegan a muchas personas sin necesidad de moverte. Es la manera como logramos globalizar la música sin ningún impedimento de idioma o de sonido', dice.

La intérprete del tema Ingenuidad manifiesta que el servicio digital es el futuro de la música y que todos deben hacer parte de este. 'En este momento ya no es algo que querramos decidir o no. Es como si en los años 70 le preguntaras a una persona si le parecería bien sacar un vinilo', afirma Maía.

La artista aclara que esto no significa que no exista un mercado para los productos en físico, sino que considera que es obligatorio estar en los dos mercados, tanto en la parte digital en como la física.

En cuanto a los porcentajes que son distribuidos entre las plataformas, los intermediarios y los artistas, la cantante opina que no se trata de estar de acuerdo o no, sino de aprovechar el avance al que ha llegado el negocio de la música. 'Antes ni siquiera había pago de regalías, solo era piratería. Este es el movimiento, esto es a lo que pasaron los CD y los vinilos', dijo.

De la misma manera, Johan Daccarett, integrante de la agrupación barranquillera Los de Adentro, afirma que la manera en que se consume la música ha venido cambiando y que para los artistas es muy útil tener su música en estas plataformas de streaming. 'Este servicio tiene un poder y control grande, porque a partir de ellos es que la gente te puede escuchar en todo el mundo', cuenta Daccarett.

El tecladista asegura también que hay artistas que no han querido aceptar los porcentajes que se reciben de estas plataformas porque les parece que es 'injusto'.