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Desde siempre las madres les han dicho a sus hijos que no es bueno bañarse después de comer, mucho menos ingerir alimentos en el mar o en una piscina. ¿Estamos en realidad ante un mito urbano o existe una explicación científica al respecto?

Consuelo Marín, madre de familia, explica que la razón por la cual les dice esto a sus hijos es porque pueden sufrir una 'mala digestión, tener un fuerte cólico que puede producirles la muerte'. Saida Sarmiento justifica esta prohibición a sus hijos porque considera que al comer, los alimentos están calientes y suben la temperatura del cuerpo y, según ella, como generalmente el agua está fría, al bañarse se puede 'producir un derrame cerebral'.

Dereck De la Rosa, médico internista del Hospital de la Universidad del Norte, dice que hay dos aspectos por analizar respecto a esta creencia. Uno, que es la afirmación más común, tiene que ver con la digestión. 'Al comer mucho, el estómago entra en un proceso de digestión que requiere de todo el sistema sanguíneo para absorber los nutrientes. Entonces el oxígeno se concentra en el estómago y disminuye en ciertas partes del cuerpo como en el cerebro y el corazón, ocasionando somnolencia', explica el especialista.

La otra explicación es sobre lo que se conoce como el shock periférico por dificultades en la vascularización. 'Esto pasa cuando el agua fría hace que los vasos sanguíneos de la piel se contraigan, causando unos estímulos al nivel del corazón', precisa De la Rosa.

‘Shock’ Periférico. Ernesto Caballero, médico internista, explica que esta modificación de la temperatura corporal genera un cambio en el sistema circulatorio. 'La circulación puede hacerse más lenta y los latidos cardíacos también, haciendo que ocurran los síncopes por disminución del flujo sanguíneo en los órganos más vitales como lo son el corazón y el cerebro', dijo el especialista.

El corazón –precisa De la Rosa– entra en bradicardia, es decir, disminuye la frecuencia cardíaca, y esto hace que el cerebro se oxigene poco. 'El shock periférico puede producir un síncope, que se define como la pérdida transitoria de la conciencia'.

En otras palabras, cuando una persona se mete de manera abrupta en el agua fría, hace que la piel 'entre en una frialdad' que pone lento el corazón y hace que la persona entre en este shock, comenta De La Rosa y aclara que esto se da sin importar que la persona haya comido o no.

El experto aclara que para que alguien fallezca por ahogamiento al bañarse en el mar, o piscina, por haber ingerido alimentos deben suceder las dos cosas: 'Si la persona acaba de comer y la comida fue copiosa, el oxígeno en el cerebro disminuye y si a esto se le suma entrar al mar de manera abrupta con el agua fría, ocasiona que esta persona cuando presente el shock –por el agua fría– no pueda defenderse bien y se ahogue'.

Caballero reafirma que 'no se debe entrar súbitamente al agua fría porque podría producirse un colapso circulatorio'. A esto le agrega que las variaciones de la temperatura en el cuerpo generan alteración de la conciencia, disminución de la frecuencia cardiaca y disminuye el aporte de oxígeno.

Es de cuidado. La nutricionista Alexandra Salazar recuerda que el cuerpo humano demora de 30 a 45 minutos para sintetizar los carbohidratos, luego las proteínas y, por último, las grasas, que demoran tres horas en promedio. 'Por eso es importante, dependiendo de lo que estemos consumiendo y si es liviano o es pesado, esperar de una a dos horas para bañarse en la playa', afirma.

¿Por qué hay que hacerlo? Salazar subraya que mientras se realiza la digestión y nos metemos al mar, el oleaje puede 'distorsionar el proceso digestivo'. Esto puede llevar a una persona a tener alergias, intolerancia, indigestión o migraña, lo cual podría generar una 'congestión a nivel cerebral' que no podría superarse dentro del agua.

La nutricionista Ana María Sirtori explica que también existe una termogénesis (capacidad de generar calor en el organismo debido a las reacciones metabólicas) provocada por la ingesta de los alimentos que se inicia 10 minutos después, produciéndose un aumento significativo de la temperatura corporal a los 30 minutos y alcanza su mayor grado en una o dos horas. Este calor empieza a bajar en ese momento. 'Si tú entras al mar solamente a bañarte placenteramente no pasa nada, pero si tú comes y empiezas a realizar una actividad física, como nadar o cualquier actividad pesada, puede ocasionarte vómito y trastornos digestivos', agrega.

Coincide con Salazar en que la temperatura de los alimentos que se ingieren influyen a la hora de decidir si la persona debe bañarse o no. 'Por ejemplo, tomarse un café con leche caliente en el desayuno y luego bañarse, no está bien. Uno no sabe cuándo le puede dar un accidente cerebrovascular, pero esto depende de la susceptibilidad que tenga la persona en el momento', afirma la nutricionista.

Recomendaciones. Dereck De la Rosa considera que estas creencias tienen 'algo de realidad'. Afirma que no se dan con frecuencia, pero que es recomendable que una persona que ingiere alimentos pesados deje pasar una o dos horas antes de bañarse en el mar, dependiendo

del tipo de comida que haya consumido.

Ernesto Caballero también aconseja esto, sin embargo, aclara que si alguien se ha alimentado recientemente y quiere entrar al agua, puede hacerlo ya que esto no detendrá la digestión.

La segunda recomendación de los expertos es que al meterse la persona al agua, lo debe hacer poco a poco, para que el organismo vaya adaptándose a la temperatura y no se presente el ‘shock periférico’ que puede ocasionar la muerte. Y sobre todo tener mucho más cuidado después de una comida abundante. 'Sí ha sido la causa de muerte de mucha gente joven, que es atrevida en este sentido. Las personas mayores son más precavidas', dice el doctor de la Rosa.

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¿ Y en casa?

El doctor Dereck De la Rosa explica que en el baño de la casa también se puede presentar este shock periférico sin necesidad de haber comido. Mientras que el doctor Ernesto Caballero considera que bañarse en la ducha no va a generar ningún problema en la circulación.