El mayor orgullo de Kevin Flórez no es precisamente ser uno de los artistas cartageneros más ‘taquilleros’ del momento. En la tranquilidad del estudio musical que construyó en su casa en el barrio La Campiña, asegura que encontrar a la champeta en la lista de los premios musicales más importantes del país, es su mayor hazaña como artista.
Con tan solo 23 años, y más de 400 canciones producidas, Kevin Flórez es el intérprete de champeta más premiado en la historia de este género musical que nació en las barriadas cartageneras y que poco a poco se fue posicionando en las mejores discotecas, en las fiestas de moda y hasta en los clubes sociales.
Tres premios Shock, un Congo de Oro, dos premios Nuestra Tierra, tres premios Luna y un premio Mi gente, son la mejor carta de presentación de este joven músico que las calles de Cartagena vieron crecer al ritmo de rap y hip hop.
'Cuando empecé a hacer champeta mucha gente me criticó, hasta me decían que era un retroceso en mi carrera. No fue fácil que la gente que me había visto y me había seguido toda la vida cantando hip hoy y dance hall, ahora, me apoyara con champeta', confesó.
Sin embargo la decisión de Kevin no fue motivada por un simple cambio de gustos musicales. Detrás de Ya no hay amor, su primera champeta, estaba la necesidad de empezar a crear él mismo sus pistas porque ya no tenía dinero para pagarle a otros productores.
'Yo me dediqué a cacharrear en mi cuarto donde tenía un estudio pequeñito, y empecé a mezclar, a meter guitarras, y hacer cosas que no se habían hecho porque los cantante de champeta y de dance hall siempre buscaban alejarse, y yo lo que hice fue fusionar esos dos géneros que parecían enemigos', relató Kevin Flórez, quien gracias al boom de canciones como Negra, Mamasontona y por supuesto Ya no hay amor, producidas en ese momento bajo el sello de El Rey de Rocha, recibió el título de ‘El Rey de la champeta urbana’.
Desde entonces las presentaciones, los viajes, los reconocimientos y los seguidores en las redes sociales no han parado, tiene 80 mil en Twitter, 105 mil en Facebook y 170 mil en Instagram. El fenómeno de la ‘kevinflorezmanía’ parece imparable, y cuando los productores y hasta sus seguidores piensan que viene un receso en su boom musical, este joven, que relata su familia aprendió a cantar antes que a decir papá y mamá, sorprende con un nuevo video, canciones más pegajosas y hasta con duetos inesperados como el que hizo este año con Alfredo Gutiérrez, Bonka, el Grupo Kvrass, Alkilados y De La Guetto.
Resultado del empuje familiar. Pero detrás de este abrumador éxito de Kevin Flórez no están grandes productores y manejadores. Su éxito es el logro de su familia, de su papá Rafael ‘el farra’ Flórez, su mamá María Eugenia Rodríguez, su hermana Cindy, quien es la diseñadora de su vestuario, y por supuesto de sus hermanos Kingston y Keiner, quienes están a su lado en el escenario como segundas voces.
'La música en nuestra familia es una bendición de Dios. Yo un día decidí apoyar lo que mis hijos querían hacer, y hasta dejé de comprar cosas para la casa, como una nevera, para comprar una cámara y grabar las presentaciones de los pelaos y empezar a promocionarlos por todos lados', recuerda el orgulloso padre, a quien Kevin señala como su principal motivador y guía en la música.
'Mis papás han sacrificado mucho por nosotros. Sin ellos nada de esto hubiera sido posible', recalca, Kevin.
Y es este mismo sacrificio, entrega y amor condicional el que Kevin Flórez quiere trasmitirle a su hija de tres años, Kishany, a quien el artista ha convertido en toda una sensación en las redes sociales con el hashtag #lareinadelinstagram. 'Me gusta compartir sus ocurrencias y mostrarle a la gente lo orgulloso que estoy de mi beba', contó el artista.
La ley de la butifarra. Kevin Flórez sabe que este posicionamiento de la champeta no es un logro completamente personal. Antes de él ya habían labrado el camino íconos de este género como El Sayayín, El Afinaíto, Louis Tower, Álvaro el bárbaro, Eddie Jay, y el mismo Mr. Black, quien junto a Kevin comparte en este momento el éxito a nivel nacional.
'La champeta ya se consolidó como un género nacional, esto no es algo que se consume solo en Cartagena o en Barranquilla, es música que se escucha en todo el país, y si queremos mantenernos debemos unirnos como género', aseguró el cartagenero, quien dice que su apuesta para seguir impulsando la champeta y a todos sus exponentes, es su denominada 'ley de la butifarra: si jalas una, se vienen todos'.