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El Carnaval de las Artes reunió la noche del sábado después de nueve años a Emilianito y Poncho Zuleta, los intérpretes de tradición vallenata que aparecieron iluminados sobre el escenario junto al columnista Óscar Montes.

Los tres estuvieron sentados alrededor de una mesa sobre la que reposaba el acordeón y una botella de whisky para amenizar la charla, mientras que en el fondo el proyector recreaba sobre la pantalla un árbol frondoso erguido sobre una planicie verde como los campos del Cesar y de las tierras vallenatas.

El reencuentro musical de los hijos del gran Emiliano Zuleta, compositor de temas como La gota fría, se dio en torno a la charla en que rememoraron su historia, sus canciones y las raíces del legado artístico que heredaron.

Una dinastía vallenata

Con esas palabras Óscar Montes definió a los Zuleta y abrió el conversatorio, preguntando por lo que significaba para ellos hacer parte de esa herencia familiar.

‘‘Uno se encuentra a la vieja Sara inmortalizada en los versos de Escalona, también a Toño Salas, al tío Emiliano y otros más’’, comenta Montes a quien Emilianito respondió, recordando a su padre como 'un patriarca honesto y sin tachas'.

‘‘Mi papá fue un compositor y acordeonero con todos esos atributos. Yo creo que fue excelso’’, dijo, honrando la memoria de quien heredó no solo el talento, sino el nombre. Pero Poncho agregó que la vena musical no solo fue un legado paterno.

‘‘Mi madre también tiene su rama musical. Su papá era acordeonero y poeta nacido en San Juan, en el departamento de la Guajira’’, contó, y agregó que su abuelo paterno, Cristóbal Zuleta, hizo parte de un conservatorio y fundó la primera orquesta del Magdalena Grande antes de que existiera el Cesar.

Los hermanos Zuleta cantando su repertorio en el evento del Carnaval Internacional de las Artes. 

‘‘También mi abuela, la vieja Sara, era poeta y cantadora de versos. En la familia Zuleta, como pueden ver, eso de hacer coplas y versos es para nosotros como soplar...’’, bromeó Poncho y el público que escuchaba atento soltó la risa, en la primera de muchas carcajadas, mientras los hermanos se levantaban de sus sillas después de un trago de whisky , para interpretar Mi hermano y yo, de la autoría de Emilianito Zuleta.

La cita en el Carnaval Internacional de las Artes tenía peso histórico, tal como lo afirmó Montes durante la entrevista. En de más de 45 años de trayectoria artística los hermanos Zuleta han grabado 60 discos; sin embargo, la última vez que Emiliano y Poncho compartieron escenario fue en 2006, año desde el cual se dio la separación artística de la que se desprendieron rumores sobre un distanciamiento personal. Durante la charla, los hermanos dejaron en claro que el vínculo que mantienen es superior a las circunstancias profesionales.

‘‘La hermandad nos une, la sangre nos llama. Nos hemos separado en lo artístico, pero somos hermanos, hay un cariño prioritario’’, comentó Poncho.  

Por su parte, Emiliano respondió a Óscar Montes por las tantas canciones que han surgido del amor filial que irradiaron en cada tonada vallenata durante la velada.

‘‘Yo a mi hermano le he compuesto toda la vida, en cambio él no me ha respondido a mí...’’, comentó Emiliano a lo que Poncho respondió: ‘‘es que los guardo pa’ después', y el público despidió el silencio con risas y aplausos.

Cantar y contar

‘‘Necesitaríamos un mes pa’ contá tantas anécdotas, cuentos y vivencias', dijo Poncho al público del teatro Amira de la Rosa mientras refería historias sobre la relación de su familia con personajes de la talla de García Márquez.

‘‘Gabo colgó una hamaca en Villanueva con Cepeda Samudio en la casa de mi papá’’, afirmó Poncho y añadió ‘‘él era un hombre campesino, pero bien relacionao’’, expresó, refiriéndose a su papá.

Poncho, Emiliano y Óscar Montes en el conversatorio.

Con la naturalidad del que cuenta, Poncho una divertida anécdota del vije que hicieron a Estocolmo para acompañar a Gabo en la ceremonia del Nobel. También los múltiples encuentros que solían realizar en los cumpleaños de Gabo y el gusto del fallecido escritor por el buen vallenato. En su honor interpretaron Mañanita de invierno.

La poesía y el vallenato

‘‘En este mundo somos aves pasajeras’’ entonó la voz de Poncho que acompañó el acordeón de Emiliano con la melodía de la canción Mi salvación. El teatro lo cantó al unísono y al finalizar los aplausos lo inundaron todo.

‘‘El vallenato es poesía como las letras de Escalona. No vulgaridad, ni algarabía, por eso pierde grandeza’’, dijo Poncho con firmeza criticando los nuevos exponente del género.

En nombre del vallenato tradicional, los Zuleta convocaron al Cacique Diomedes Díaz y junto al auditorio lleno cantaron ‘‘perdóneme señorita si acaso llego a ofenderla, pero es que usted es tan bonita, que no me canso de verla’’, la canción llegó a su fin y los aplausos hicieron música.

Poncho y Emiliano se despidieron de un público que cantó de pie, a viva voz, y con una que otra lágrima, sus letras. Los músicos abandonaron el escenario y la gente con salió feliz del teatro, con el recuerdo de una noche memorable.