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Los arrecifes de coral del Caribe colombiano son bastante reconocidos en el mundo por su amplia diversidad, así lo afirma el biólogo marino Juan Carlos Gutiérrez (ver infografía).

San Andrés, por ejemplo, tiene una barrera coralina llamada Seaflower, que mide 80.710 hectáreas, la cual se encuentra como área marina protegida por la entidad de Parques Nacionales de Colombia. Asimismo, al frente de la Isla de Providencia hay una reserva coralina, que Gutiérrez define como 'una de las mejores cuidadas del país', y que tiene alrededor de 383 hectáreas. Estos arrecifes de coral poseen el 77% de la extensión de todos los que se encuentran en el país.

Por su parte, Barranquilla se encuentra cerca de dos reservas importantes del Caribe, que están ubicadas en el Parque Nacional Tayrona, de Santa Marta, y en las Islas del Rosario y San Bernardo, de Cartagena.

Estas miden 660 y 22.245 hectáreas, respectivamente.

'Los arrecifes del Caribe parecen un jardín. Hay demasiada diversidad pero poca cantidad', asegura el experto en el tema. Sin embargo, explica que en los arrecifes coralinos del Pacífico hay poca diversidad, pero mucha abundancia en las especies que se encuentran allí.

'En el Parque Nacional Natural Utría, ubicado en la Costa Pacífica, por ejemplo se encuentran solo de 10 a 15 especies de corales, pero a pesar de ser pocas hay demasiadas de las mismas', dice Gutiérrez.

La riqueza del Caribe

Según información entregada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, los arrecifes del Pacífico están limitados a unas pocas áreas, y su distribución se relaciona directamente con la disponibilidad de aguas claras, siendo esta menos abundante en el Pacífico.

En general, según la entidad, estos arrecifes están dominados por una o dos especies, y su complejidad estructural es menor si se compara con la encontrada en los arrecifes del Caribe, los cuales son más complejos en cuanto a riqueza de especies de coral –60 especies aproximadamente–.

'La distribución de los arrecifes está asociada a la disponibilidad de fondos duros y la entrada de aguas continentales', indica esta cartera ministerial.

El biólogo marino comenta que en La Guajira, exactamente al sur de Manaure y hacia el norte del Departamento, también existe una clase de arrecife que le llaman ‘arrecifes de parche’.

'Les llaman así porque no se encuentran agrupados y habitan de modo disperso, por ende es muy difícil hacer un mapeo y cuantificarlos para identificar estos arrecifes', cuenta Gutiérrez.

Su estado actual

A pesar de su importancia, en las últimas décadas los arrecifes coralinos han sufrido cambios mayores a causa de factores naturales y antropogénicos –ocasionados por la actividad humana– los cuales han contribuido a su degradación y destrucción, según informa Minambiente.

Estudios recientes sobre el estado de los arrecifes tropicales en el mundo señalan que el 60% de los arrecifes está bajo algún grado de amenaza, 19% ha sido destruido, el 15% se encuentra en estado crítico y el 20% puede desaparecer en la próxima década y media.

Gutiérrez coincide con estas cifras y afirma que este deterioro se debe a la falta de educación ambiental en los individuos.

'La gente ve a los corales como si fueran piedras o seres inertes, por esos los dañan, los pisan e incluso los arrancan sin saber que proveen una variedad de servicios ecosistémicos a numerosas especies que los habitan durante algún momento de su ciclo de vida'.

El Ministerio de Ambiente dice que en el Caribe se ha registrado una reducción en la cobertura coralina de 50% a 10% en los últimos 30 años, con pocos signos de recuperación.

'Se estima que dos terceras partes de las formaciones coralinas están en riesgo y el tercio restante en alto riesgo', concluye esa entidad.

En Cartagena

La Fundación Eduardoño entregará el próximo 13 de noviembre un arrecife artificial en la zona del Parque Nacional Natural Corales y la Ciénaga de los Vásquez, ubicados en la Bahía de Cartagena. Este arrecife hará parte del Parque Temático de Buceo Ciénaga de los Vásquez, y está planteando, bajo los parámetros del Protocolo de Londres, uno de los primeros convenios mundiales para la protección del medio ambiente marino.