En el desfile Joselito Barrio Abajo, la reina Marcela García, su comitiva y cientos de personas se reunieron para llorar en el funeral de Joselito Carnaval, evento con el que culminan las fiestas de este año.
Sobre una camilla en la que reposaba el rey Momo, Lisandro Polo, en su papel de Joselito Carnaval, llegó la soberana de las carnestolendas, Marcela García Caballero al Parque de Los Fundadores, lugar en el que inició el tradicional desfile Joselito Barrio Abajo, que da cierre a esta parranda de cuatro días en la que se convirtió Barranquilla hasta hoy.
Vestida de novia, rodeada de 7 pajecitas, que eran en realidad hombres vestidos de mujer y una comitiva de alrededor de cien personas, Marcela vociferaba en su papel de novia plantada en el altar. 'No puedo cobrar la herencia, 25 pagadiarios me dejó', decía la soberana en su interpretación, que mezcló la tristeza y la rabia por la pérdida de su 'novio de 7 años' que la dejó 'metida' antes de la ceremonia nupcial.
Además de la reina, varios grupos con sus creativos disfraces inundaron Barrio Abajo para darle un adiós temporal a este popular jolgorio. Las viudas de Jose se tomaron la calle representadas en el grupo Joselitos de Monte Cristo, conformado por hombres que bailaban atrevidas coreografías al ritmo de champeta. La agrupación Joselito Zika Carnaval también contó con su propia novia abandonada, encarnada por el odontólogo Iván Gutiérrez, quien dijo a este diario que después de 10 años sin salir en el desfile de despedida a Joselito, decidieron volver este 2016, acompañados de un mosquito transmisor del virus del zika en tamaño humano.
Los extranjeros también se hicieron sentir en esta fiesta, con el grupo Y ustedes qué, conformado por integrantes de Alemania, Inglaterra, Polonia, y, por supuesto, Barranquilla. 'El grupo se formó hace 10 minutos', dijo en tono de burla Jessica González, miembro de esta agrupación que se caracterizó por su movida coreografía, liderada por los hombres. Las viudas internacionales, un cuarteto de mujeres vestidas con sus mejores atuendos de viuda, estaba compuesto por dos bulgaras y dos barranquilleras. 'Vivo en Barranquilla desde hace dos meses y este año he ido a todas las fiestas, me han parecido maravillosas', comentó Mariana Marinova, mientras lloraba con sus amigas y bailaba en sus altísimos tacones para despedir al barranquillero más parrandero, que el próximo año volverá de las cenizas para contagiar al mundo.