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En tiempos de la globalización, la calidad de vida de las ciudades juega un papel determinante a la hora de analizar los factores que las hacen más o menos competitivas.

Entendida como la posibilidad que tiene una persona, una familia o una comunidad de satisfacer todas sus necesidades y alcanzar un bienestar físico, emocional, económico, material, individual y colectivo, la calidad de vida es multidimendional y su estudio es interdisciplinario.

Las ciudades con calidad de vida generan sensación de satisfacción, y esto se logra cuando la gente se siente optimista, está orgullosa del lugar donde vive y se sabe comportar; cuando hay una adecuada administración pública, con un alcalde bien apreciado (favorabilidad) y un concejo y unas entidades fuertes (apreciados y con buena gestión); cuando hay buena cobertura de los sistemas de educación y salud, especialmente los públicos; cuando hay buenas condiciones de movilidad, con un sistema de transporte que funciona, tiempos de desplazamiento cortos, adecuada señalización y vías en buen estado.

Igualmente, cuando la gente se siente segura en su entorno y cuando los servicios públicos esenciales son satisfactorios. Así lo establece la Red de Ciudades Cómo Vamos, que anualmente hace seguimiento a la calidad de vida de las más importantes ciudades de Colombia, como también lo hace el Dane, que es una entidad estatal.

A nivel mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Humano da a conocer cada año su Índice de Desarrollo Humano, ranking en el que Colombia sigue estando en la categoría Desarrollo Humano Elevado, aunque bajó del puesto 87 en 2012, al 92 en 2013, entre los 177 países en los que el Pnud está presente. Noruega, seguido de Australia, Suiza, Países Bajos y EEUU, integran las primeras posiciones en esa medición. Y los más bajos son Sierra Leona, Chad, República Centroafricana, Congo y Nigeria.

Hoy los invitados a El tinto del domingo son el director de una de las más grandes encuestadoras del país; la directora del programa ciudadano que hace seguimiento al tema a nivel local, y la directora de una agencia encargada de ‘vender’ al Atlántico y su capital a inversionistas, a partir de ventajas comparativas tales como la calidad de vida. (Ver infografía sobre la Calida de Vida)

Javier Restrepo Palacio: Sicólogo especialista en investigación de mercados. Director de Unidad de Estudios de Opinión Pública de la encuestadora Ipsos Napoleón Franco.

Activos de las personas. A la hora de estudiar la calidad de vida, se trabaja con base en varios ejes o temas, teniendo en cuenta que hay muchos modelos conceptuales para medirla. En la Red de Ciudades Cómo Vamos hemos definido cuatro tipos de variables, pensando en las ciudades colombianas. La primera dimensión es la que tiene que ver con los activos de las personas, que son aquellas condiciones sociales, ambientales y personales que les permiten a la gente avanzar en la búsqueda de bienestar, es decir, que la gente tenga acceso a educación y servicios de salud, que consiga empleo de calidad, que pueda vivir en un lugar en el que se garantice su seguridad y que tengan acceso a cultura, recreación y deporte.

Hábitat urbano. La segunda es la relacionada con el hábitat urbano, pues uno no vive en el abstracto, sino en una ciudad con unas condiciones particulares, que lo provee a uno de barrios con buena dotación, condiciones de seguridad, buena vivienda, servicios públicos con cobertura y calidad, buen espacio público –que hayan andenes, parques, plazas y que sea utilizable–, con un medio ambiente óptimo, con adecuadas condiciones de movilidad, que una de las cosas que más impacta la calidad de vida, y la gestión del riesgo. Y esto es muy importante en una ciudad como Barranquilla, por ejemplo, por el problema de los arroyos.

Buen gobierno y ciudadanía. Tiene que ver con una adecuada gestión pública de los recursos y de las decisiones de los gobiernos. Es muy importante para generar condiciones de calidad de vida de la gente en las ciudades entender si hay transparencia o corrupción, si se están ejecutando los planes de gobierno o no, si en finanzas públicas los impuestos sí se están recaudando y sí se están invirtiendo en lo que son. Esta es la cara de la práctica del buen gobierno, pero también hay una cara de la buena ciudadanía, en la medida en que se necesita un ciudadano participativo y corresponsable de sus condiciones de vida. Si no votamos y elegimos los candidatos adecuados no hacemos nada por nuestra calidad de vida.

Entorno económico y competitividad. Nuestras ciudades tienen que asegurarle a la gente que tienen condiciones del entorno económico que les permiten obtener utilidades, con acciones que favorecen la creación de empresas y la generación de las ventas, y que regula la competencia desleal, entre otros. Todo esto debe proporcionar un bienestar subjetivo, que es supremamente importante para que la gente se sienta satisfecha.

Los retos. En Colombia y en muchos países de América Latina tenemos unos retos muy grandes de calidad de vida porque hay unos niveles de pobreza muy elevados. Por otro lado tenemos una ventaja frente a los países en vías de desarrollo, y es que nuestra cultura, nuestra forma de ser nos hace personas felices, porque en medio de nuestra situación complicada buscamos sentirnos bien. Otra cosa importante es que entre las ciudades colombianas tenemos grandísimas diferencias de calidad de vida, y en tal sentido, el reto grande para los gobernantes es cómo lograr unas condiciones más igualitarias para todos.

Rocío Mendoza Manjarrés: Sicóloga. Mg. en Desarrollo Social. Profesora e investigadora de Uninorte. Directora del Programa Barranquilla Cómo Vamos.

Bienestar, felicidad y buena vida. Usualmente las personas tienden a relacionar la calidad de vida con términos no menos complejos de definir como “bienestar”, “felicidad” o “buena vida”. Una buena calidad de vida no depende de un solo factor sino que comprende lo bien que le vaya a las personas en los distintos “dominios” en los que se desenvuelven como seres humanos. Por esta razón se reconoce que calidad de vida es un concepto multidimensional que aboga por ir más allá del ingreso como determinante de la calidad de vida de las personas y, en consecuencia, involucra conceptos más amplios y exigentes como las necesidades humanas fundamentales de Max Neef (1991), las libertades instrumentales de Sen (2004), los dominios de Rodado y Grijalba (2001) y las dimensiones humanas del Pnud (2002).

Cómo se mide. Barranquilla Cómo Vamos –BqCV– realiza un Informe de Calidad de Vida anual que contiene el análisis del desempeño de unos 160 indicadores objetivos o “duros” que dan cuenta de las anteriores dimensiones. Las principales fuentes de información son la Administración Distrital y oficinas descentralizadas, Transmetro, empresas de servicios públicos, Área Metropolitana, Ministerio de Salud, Ministerio de Educación, Dane, DNP, Medicina Legal, Camacol, Cámara de Comercio, Probarranquilla, el Banco Mundial y observatorios especializados. Pero la evaluación de la calidad de vida pasa por la concepción que los ciudadanos tienen de su propio bienestar y el de su comunidad a través de valoraciones subjetivas. En este sentido realizamos la Encuesta de Percepción Ciudadana, que se contrata anualmente desde 2008 con Ipsos Napoleón Franco, que se aplica en más de 12 mil personas anualmente.

Hemos avanzado. El análisis de indicadores técnicos y de percepción evidencian que los últimos años han sido positivos para la ciudad con una mejora en los principales indicadores socioeconómicos como la tasa de pobreza, pobreza extrema y desigualdad, que reflejan los esfuerzos por mejorar la calidad y la cobertura en la prestación de servicios públicos, así como en el aseguramiento y la implementación del modelo de Atención Primaria en Salud que le apostó a la expansión y cualificación de la red pública. Sin embargo la gestión en salud y educación presenta retos enormes en calidad y equidad. Por otra parte, a pesar de tener una baja tasa de desempleo, y debido a las características del mercado laboral, somos vulnerables a sufrir altas tasas de desempleo en el futuro.

Reenfocar políticas. Barranquilla se enfrenta a problemáticas relativamente nuevas que deben alertar a los tomadores de decisión para reenfocar las políticas públicas adoptadas hasta ahora. La movilidad es un problema en aumento, el caos y la congestión vehicular crecen. La ciudad no cuenta con un transporte público integrado que fortalezca a Transmetro. De otro lado, es positiva la estrategia de recuperación y ampliación del espacio público, pero en el control todavía se observan grandes falencias. Un último aspecto es la poca cultura ciudadana, el escaso apego a las normas y una débil apropiación del ejercicio de ciudadanía activa. Hoy el concepto de calidad de vida debe ampliarse.

Ana María Badel Gómez: Abogada. Directora de la Agencia de Promoción de Inversiones de Barranquilla Probarranquilla.

Mejora significativa. Gracias a todas las inversiones realizadas los últimos 5 años en Barranquilla y los dineros designados a mejorar la infraestructura de la ciudad, las vías, los centros de salud, construcción de entidades educativas, las canalización de arroyos, la recuperación de los parques y zonas verdes, y todos los planes que se tienen desde las empresas públicas y privadas, podemos hablar de una mejora significativa en tema de calidad de vida, tanto así que este tema es uno de los puntos que tienen en cuenta nuestros inversionistas a la hora de instalarse en la ciudad y hemos logrado mostrarles a muchos de ellos que Barranquilla es una ciudad que tiene mejor calidad de vida que otras regiones en Colombia, incluso otras capitales de América. Gracias a eso, nuestros proceso de atracción de inversión continúa en crecimiento.

La ciudad está trabajando. Hoy en día en Barranquilla no podemos calificar la calidad de vida en buena, mala o regular. Este concepto se refiere a procesos integrales de crecimiento y mejora para el beneficio de los ciudadanos y ahora mismo la ciudad potencializa y optimiza todos estos aspectos que se tienen en cuenta a la hora de hablar de calidad de vida. Un punto interesante son las molestias que puedan expresar los ciudadanos en estos momentos por la congestión en el tráfico, por las calles cerradas, por parques inhabilitados, pero esto no quiere decir que tengamos una mala calidad de vida; por el contrario, la ciudad está trabajando por mejorar y recuperar todos estos espacios de recreación, por canalizar los arroyos, por arreglar vías que desembocan, en fin, y como dice la alcaldesa, “las molestias pasan, las obras quedan”.

¿De qué sirven las mediciones? Medirnos y compararnos con el año anterior nos permite identificar aspectos que requieran mayor trabajo e inversión. Es la mejor forma de armar mesas de trabajo entre el sector público y privado para diseñar, en equipo, planes de mejora para todos esos aspectos que están en la mira de los inversionistas y que serán el detonante para que los empresarios decidan o no instalarse en Barranquilla. Igualmente sucede con los diferentes rankings como el South American States of the Future, en el que Atlántico quedó como el primer departamento en Colombia con la mejor estrategia FDI y quinto en Suramérica, además de ser destacado como una de las regiones con mayor potencial económico junto con Bogotá. Este tipo de resultados nos permiten compararnos con otras ciudades de América e identificar potenciales de ciudad.

Vender la ciudad. Esa es la tarea principal de ProBarranquilla. Es rico vender a Barranquilla cuando tienes todos los argumentos para hacerlo y además cuentas con el respaldo del sector público y privado. Más que ser fácil, es poder estar a la altura de otras grandes capitales de América y tener casos de éxito ya instalados que te permiten decir con confianza al inversionista “yo en Barranquilla le puedo ofrecer…” con la total seguridad de que todos los proyectos –muchos finalizados, otros en obras, y un tanto en papel– se harán realidad en menos de lo que esperamos. Da gusto traerlos a Barranquilla y que vean con sus propios ojos que todo lo que hablamos de la ciudad hoy ya es una realidad.