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Decía Juan Gossaín que el barranquillero podía darse el lujo 'de nacer donde le diera la gana'. Con una consigna similar, multiplicada a través de los años gracias a los atributos de la oralidad, los habitantes de Bucaramanga dan la bienvenida a los foráneos que pisan su suelo diciendo: 'el que pisa la tierra de Santander... ¡ya es santandereano, mano!'.

El natural perfume de las montañas baña la atmósfera de una ciudad que combina en su arquitectura la historia de los antepasados con el arrollador ritmo de la globalización. Quien proviene de tierra caliente encuentra en su temperatura un frío acogedor que suele rondar los 21 grados y que es bien acompañado por el sol que aclimata el ambiente y que hace perfecto el uso de cualquier tipo de vestimenta.

A Bucaramanga se puede llegar en avión, con precios que rondan entre $350.000 y hasta poco más de $500.000, o también por tierra en bus, cuyo precio es de $80.000 pesos.