Al menos 700 personas provenientes de Venezuela han llegado hasta el caserío de Bayunca, en el norte de Cartagena, con la intención de encontrar mejores condiciones de vida y agobiadas por el desabastecimiento, especialmente de alimentos, en ese país.
'Nativos y no nativos que se fueron desde hace muchos años y por las circunstancias que estaban viviendo (en Venezuela) están llegando hasta Bayunca, pero con las manos vacías', explicó a Efe la presidenta del consejo comunitario de afrodescendientes de esa población, Juana Frasual Matute.
Estas personas conforman en la mayoría de los casos núcleos familiares binacionales, es decir donde padre o madre es venezolano o colombiano y sus hijos han nacido unos allá y otros acá.
Estos grupos familiares peregrinan entre los dos países en busca de mejores oportunidades de trabajo y subsistencia.
Muchas de estas familias están llegando a Bayunca, un pequeño poblado donde las casas son en su mayoría de maderas recicladas y con techos agujereados de zinc, que no cuenta con acueducto ni alcantarillado y donde muchos de sus habitantes, principalmente niños, padecen diversas enfermedades cutáneas y respiratorias.
Matute manifestó que estas familias sufren porque no tienen ninguna clase de atención de parte de las autoridades de Cartagena.
'En el hospital de Bayunca no les atienden a los niños porque no tienen el carné del Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales (Sisbén) y en el colegio no les reciben a los hijos porque no tienen la residencia', afirmó la líder comunitaria.
A pesar de esta situación, Loanny Chávez, una venezolana de 33 años que llegó de la ciudad de Maracaibo con su esposo colombiano, comentó la difícil situación económica que se vive en Venezuela.
'Mi esposo era barbero y yo trabajaba con las cejas, pero para la gente el cuidado personal pasó un segundo plano, porque es más importante la comida', aseguró Chávez.
Agregó que 'aquí por lo menos se consiguen los alimentos' y 'la canasta básica está dentro del sueldo mínimo que la gente se gana', mientras en 'Venezuela no'.
También Caterlin Jurado, otra de las colombianas casada con venezolano que decidió retornar, aseguró que pese a que en el vecino país tenían su casa propia, sus hijos no se estaban alimentando bien.
'Al menos aquí así sea consigo 800 pesitos (unos 0,27 centavos de dólar) y les compró un sobre de leche', señaló.
Por su parte, Ana Martínez, venezolana que llegó hace un mes desde Caracas, lamentó que hasta el momento no ha recibido ninguna asistencia por parte de las autoridades de Cartagena.
'En un mes que estoy aquí no ha habido nada', aseguró.
Matute relató que la historia se repite con todas las personas que han llegado desde Venezuela.
'Vienen en busca de mejorar sus condiciones de vida, pero se enfrentan a explotación por parte de algunos empleadores que no les pagan lo justo y se aprovechan de su condición' de irregularidad migratoria en Colombia, denunció.
'Si queremos seguridad, si queremos paz y queremos que no se vaya incrementar la inseguridad, hay que darle oportunidades a esta gente porque son personas que tienen unos hijos que mantener', agregó.
El secretario del Interior del distrito de Cartagena, Fernando Niño, expresó en un comunicado que luego de recibir informaciones sobre la llegada de venezolanos y la conformación de asentamientos en la ciudad, van a hacer un trabajo con todas las instituciones encargadas de verificar la situación de los venezolanos.
'Con Migración Colombia revisaremos la situación de ingreso a la ciudad y al país y verificaremos su condición sanitaria, de educación, de vivienda, de alimentación para llevar una respuesta de manera integral a estos ciudadanos', informó Niño.
Migración Colombia en Cartagena ha entregado 230 cédulas de extranjería a ciudadanos venezolanos en lo que va corrido del año y otros 13 han sido deportados por haber ingresado de forma irregular al país, según indicó el funcionario.