Especies marinas que históricamente limitaban su radio de acción en las aguas cálidas del Golfo de México o las costas de Suramérica están empezando a aparecer en las costas del estado de Nueva Jersey, según un estudio que utilizó la innovadora técnica de análisis del ADN medioambiental.
Científicos de la Universidad Rockefeller de Estados Unidos llegaron a esta conclusión tras analizar muestras de agua marina en búsqueda de restos de ADN.
Durante dos años, los autores del estudio que aparece este martes publicado en la revista científica ‘Frontiers in Marine Science’ filtraron muestras de agua marina dos veces al mes en búsqueda de material genético.
El autor principal del estudio, el doctor Mark Stoeckle, señaló en un comunicado que aunque el ADN se degrada y dispersa en pocos días, se mantiene el suficiente tiempo en el agua para detectar la presencia de especies en el área.
Con esta técnica, entre la primavera de 2017 y la de 2019, los científicos recogieron muestras en la ensenada Barnegat, en la costa de Nueva Jersey, y descubrieron la presencia de una especie de raya nativa de las aguas de Brasil, Rhinoptera brasiliensis, y que nunca había sido detectada al norte del Golfo de México.
Los científicos también detectaron Menticirrhus, un pez de la familia Sciaenidae que hasta ahora sólo habitaba en el Golfo de México.
El director del Programa para el Medioambiente Humano de la Universidad Rockefeller, Jesse Ausubel, declaró que los hallazgos del equipo del doctor Stoeckle son consistentes con los previstos por las conclusiones del Censo de la Vida Marina, un programa que durante una década realizó un inventario de todas las especies del mar.
El Censo predijo que los cambios en las temperaturas de los océanos supondrá un cambio en los habitats de las especies marinas. Pero Ausuble también señaló que la localización de estas dos especies sureñas puede deberse a accidentes como la actividad de barcos pesqueros que arrastran hasta el norte especies del sur.
Ausubel también señaló que el estudio del doctor Stoeckle valida las capacidades del estudio del ADN medioambiental en agua, una técnica 'innovadora, barata y de bajo impacto para vigilar las migraciones marinas, y los cambio de alcance, diversidad y distribución' de las especies.
Por su parte, para el doctor Stoeckle, la técnica del ADN medioambiental puede permitir conocer la abundancia de una especie al analizar la cantidad de material genético presente en el agua.
'Eso ofrece un salto hacia adelante potencial para la sostenibilidad de la pesca y la gestión de los océanos, mejorando la racionalidad con la que se establecen las cuotas de pesca y la calidad y fiabilidad de su vigilancia en todo el mundo', afirmó Stoeckle.