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El representante especial del secretario general de la ONU en Colombia y jefe de la Misión de la ONU en Colombia, Carlos Ruiz Massieu, presentó este martes en sesión del Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York el informe sobre la paz en Colombia durante el último trimestre.

“A medida que se acerca el octavo aniversario del Acuerdo de Paz se han logrado avances históricos, pero aún queda mucho más por hacer”, dijo el directivo del ente multilateral.

Comentó que el plan de choque que está desarrollando el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, con insumos de Comunes, autoridades locales y comunidades de las regiones afectadas por conflictos, es un nuevo instrumento que debería servir para dinamizar la implementación.

“Acojo con satisfacción los primeros indicios de que el plan se centrará firmemente en la reforma rural para transformar las regiones afectadas por conflictos, así como en reforzar las garantías de seguridad (...), disposiciones que tienen un potencial transformador, atacando las causas estructurales del conflicto, pero que se habían retrasado en su aplicación en años anteriores. Día tras día, por ejemplo, se distribuyen y formalizan más tierras para aquellos que las necesitan, llevando los beneficios prometidos de la paz a los campesinos sin tierra y a los desposeídos de ella durante el conflicto”, añadió.

No obstante, advierte, a pesar de este y otros avances positivos hacia la transformación de los territorios, los resultados hasta la fecha, como reconoce el propio Gobierno, son aún modestos en relación con los objetivos generales establecidos en el Acuerdo de Paz: “También me preocupan los informes según los cuales organizaciones campesinas que trabajan para impulsar la reforma rural han estado recibiendo amenazas de grupos armados ilegales en diferentes regiones del país”.

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Sobre la JEP dijo que el país permanece a la expectativa ante las próximas etapas del proceso, especialmente la emisión de sus primeras sanciones a los responsables de crímenes graves: “El éxito de la JEP radicará en lograr un delicado equilibrio entre múltiples elementos, incluyendo los derechos de las víctimas y la seguridad jurídica de quienes se encuentran bajo su jurisdicción, así como el rigor y la celeridad con la que podrá avanzar y administrar justicia”.

“La compleja situación de seguridad en varias regiones del país sigue constituyendo uno de los mayores obstáculos para la consolidación de la paz. En algunos territorios, las y los firmantes del Acuerdo y los lideres sociales siguen siendo el blanco de violencia, presiones y amenazas por parte de actores armados que luchan por el control territorial y por rutas estratégicas vinculadas a economías ilícitas. Desde el inicio del proceso de reincorporación, cinco antiguos espacios territoriales de capacitación y reincorporación han tenido que ser reubicados por estas razones, siendo el último de ellos el emblemático espacio de Miravalle, en el departamento de Caquetá”, expuso Ruiz Massieu.

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Agregó además que “la difícil situación en algunas zonas sigue impactando la vida de las comunidades que quedan en medio del fuego cruzado y sujetas a fenómenos condenables como el reclutamiento de menores, el desplazamiento y el confinamiento. Preocupan también los nuevos fenómenos de control social en particular sobre mujeres y niñas. Escuché testimonios dolorosos sobre mujeres a las que se les dicta inclusive cómo deben vestirse o el color de uñas que deben pintarse”.

Alerta que el motivo de gran preocupación ha sido el estancamiento durante meses de las conversaciones entre el Gobierno y el ELN, lo que condujo a la expiración del cese al fuego bilateral en agosto. “Lamentablemente, desde que las partes volvieron al enfrentamiento armado, el número de muertos y heridos en ambos lados se ha duplicado en comparación con todo el año durante el que estuvo en vigor el cese al fuego. En medio de recriminaciones mutuas, desafortunadamente se ha perdido la confianza”.

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“No obstante, me alientan las recientes declaraciones de ambas partes, en las que expresaban su voluntad de reunirse para analizar la forma de superar el actual estancamiento. Confío en que las partes aprovechen esa oportunidad para empezar a recuperar el impulso de un proceso que había avanzado de forma prometedora antes de llegar a este punto muerto”, indicó.

Y concluyó que Colombia sigue brindando valiosas lecciones e inspiración y que apoyar el proceso de paz de Colombia es un privilegio y una oportunidad única para las Naciones Unidas. Esto porque a pesar de todo lo que han soportado y de los innumerables contratiempos en el camino, los colombianos y las colombianas mantienen una vocación irrefrenable por la búsqueda de la paz a través del diálogo.