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El Centro Nacional de Memoria Histórica lanzará este miércoles, a partir de las 8 de la mañana, en la Universidad Simón Bolívar, en Barranquilla, un informe sobre daños ocasionados por el paramilitarismo en Colombia.

En el evento participarán las investigadoras que hicieron parte del proceso junto con el director de Acuerdos de la Verdad (DAV), Carlos Mario López.

En este informe (¿Qué le digo yo? Ya no se sabía qué dolía más: daños, fectaciones psicosociales y recursos de afrontamiento en víctimas y sobrevivientes de violencia paramilitar en Colombia) las personas a cargo de la investigación encontraron cuatro tipos de daños psicosociales: los psicoemocionales, los morales, en el proyecto de vida y los socioculturales.

“La vulnerabilidad psicosocial se identificó como una situación preexistente a la llegada de las estructuras paramilitares, haciendo más proclives a algunas poblaciones a legitimar o naturalizar el uso de la violencia armada. Las poblaciones en las que fue posible identificar esta condición fueron aquellas donde se presentaron repertorios de violencia paramilitar por parte de los Bloques Calima, Centauros, Central Bolívar, Norte, Mineros, Montes de María y Mojana, Frente Héctor Julio Peinado Becerra, Autodefensas del Magdalena Medio y Puerto Boyacá y las Autodefensas de Cundinamarca”, explica el texto.

De acuerdo con la investigación, en la dimensión familiar, los vínculos de los integrantes de las familias se vieron afectados directamente por la violencia paramilitar, impactando las relaciones entre los integrantes de las familias, las formas de funcionamiento y comunicación, el sistema identitario y la capacidad de proyección.

Además, en algunos casos, ello conllevó a la desintegración familiar.

Por otro lado, en niños, niñas y adolescentes –por ejemplo-, estructuras paramilitares impusieron repertorios violentos entre los que resaltó la violencia sexual y el reclutamiento forzado, de tal forma que los daños psicosociales se expresaron en forma de afectación de las capacidades de socialización y contribuyeron a una normalización de la violencia, conllevando, en ocasiones, a la introyección de un orden impuesto a partir de las representaciones sociales que se tejieron alrededor del paramilitarismo, tales dinero fácil, seguridad y ejercicio del poder.

En este sentido, desde el reconocimiento de las capacidades de agenciamiento que tiene la población víctima, seidentificaron estrategias de afrontamiento, actos de valentía, cuidado, autoprotección y protección colectiva que desplegaron personas, familias y comunidades del país para resistir en tiempos de violencia paramilitar, así como formas de resiliencia que desarrollaron para sanarse, resignificarse, reconstruirse y aportar en la construcción de la paz territorial.