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El saliente ministro de Hacienda Ricardo Bonilla negó en la tarde de este miércoles la supuesta coordinación de la adjudicación de tres contratos por 92.000 millones de pesos (unos 23 millones de dólares) para beneficiar a seis congresistas a cambio de que apoyaran la ampliación del cupo de endeudamiento del Gobierno.

Bonilla, quien llegó al cargo en mayo de 2023 cuando sustituyó a José Antonio Ocampo, ha justificado su renuncia para centrarse en su “defensa como ciudadano desprovisto de la condición de funcionario público” y “evitar cualquier daño al devenir del gobierno en su agenda pública”.

“Me retiro con la frente en alto, confiado en convencer a mis investigadores que no compré silencios, ni votos de congresistas, ni cupos indicativos, y mucho menos cometí delitos. La defensa que asumo con mi equipo jurídico está soportada en la verdad y la transparencia”, dijo Bonilla en un video.

Después de una defensa a ultranza, asegurando que lo respetaba muchísimo por “su profundidad intelectual como economista de verdad” y asegurar que la “acusación a Bonilla es injusta”, hoy Petro ha cambiado de opinión y, en el que quizás sea el trino más largo de un presidente que gobierna a través de X, le ha pedido la renuncia, no por considerarlo culpable, sino porque lo están “despedazando”.

Lo ha hecho con una excusa vaga, sin hacer alusión al caso de la UNGRD, destacando la buena labor de Bonilla como ministro y el buen estado de la economía, logrando sacar “a Colombia de la recesión por el sobre endeudamiento que dejó (Iván) Duque”.

“Antes de caer en la trampa tendida por la extrema derecha financiera y sus políticos y la gran mafia, yo prefiero que el doctor en economía, ingenuo por no tener práctica política, coja el camino digno de Varoufakis y renuncie y no se ensucie como Tsipras”, estimó Petro.