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Nicolás Maduro sigue en el trono venezolano. El heredero del legado chavista, ampliamente repudiado por la mayoría de la comunidad internacional, se mantuvo aferrado a su despacho en el Palacio de Miraflores contra viento y marea, restándole poca importancia a las innumerables acusaciones y denuncias sobre supuestas irregularidades en las elecciones del 28 de julio de 2024. La historia del dictador no es nueva, pero luego de unos últimos años convulsos y de supuesto desgaste oficialista parecía que podía tener otro fin.

El régimen sigue, pero la esperanza de la oposición, por ahora, se mantiene firme y en llama viva. Eso sí, al igual que en otras ocasiones, temen que con el pasar de los meses de efervescencia y la lupa internacional su lucha quede nuevamente aplastada, alimentando mucho más la incertidumbre global sobre los posibles escenarios catástroficos que afrontará la ciudadanía venezolana en los próximos meses.

Uno de ellos, remembrando el conocido éxodo de 2014, tiene que ver con nuevos picos de olas migratorias que, en teoría, se acentuarían especialmente en Colombia, Ecuador y Brasil.

Tensión en Colombia

Expertos en política exterior y altos diplomáticos del mundo concuerdan en que la extensión en el poder de Maduro por seis años más generará, entre otros aspectos, dos temas preocupantes para Colombia: focos de inseguridad, ocasionados por migraciones en masa de integrantes de grupos criminales, y tensiones en la política bilateral.

En este aspecto, no hay claridad sobre el rumbo diplomático que Colombia tendrá con Venezuela. Las relaciones entre el presidente Gustavo Petro y Maduro, a juzgar por los dardos del régimen en los últimos meses, se ha visto deteriorada. Sin embargo, el mandatario colombiano pidió levantar los bloqueos contra el vecino país, con el que no romperá relaciones diplomáticas.

“La continuidad de Nicolás Maduro en el poder va a generar una serie de dificultades para el Estado colombiano sin lugar a duda. Tristemente, no es la única dictadura con la cual tenemos incluso frontera, porque recordemos que Colombia comparte frontera con Nicaragua, la cual es una dictadura consolidada, igual que ya la venezolana. En este caso, por la dinámica fronteriza, esto nos va a significar unos retos mayores, sobre todo en los temas de seguridad. Colombia ha venido teniendo problemas por la forma en que el régimen venezolano aborda los temas de seguridad y hay de hecho una alerta temprana por parte de la Defensoría del Pueblo frente al agudizamiento de la presencia de grupos y actores criminales en la zona de frontera, muchos de ellos orquestados con el otro lado con el gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal, lo cual pues complejiza para el Estado colombiano sin lugar a duda su convivencia con Venezuela”, explicó Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.

De acuerdo con el experto, van a ser momentos complejos también porque “la falta de legitimidad del régimen venezolano va a afectar los niveles de diálogo que se puedan dar con los gobiernos e incluso va a tener una incidencia directa en la política interna colombiana, más cuando la campaña presidencial se adelantó”.

En este sentido, Rodríguez consideró que el capital político de Petro se verá mucho más reducido por la postura ambigua que está teniendo con respecto a la situación en Venezuela, lo que le ha generado grandes críticas por parte de la oposición.

“A mí me preocupa el tono con el cual el presidente Gustavo Petro repite las narrativas del régimen venezolano. Las sanciones internacionales no son un instrumento o capricho de los países. Las sanciones internacionales son un instrumento de la política diplomática con el objetivo de generar una presión que lleve a una negociación que permita el regreso a la democracia. Esas sanciones han sido impuestas por cada uno de estos estados en función de presionar al régimen venezolano para que vaya a una negociación que permita el regreso a la democracia. Tristemente el presidente de los colombianos ha empezado a repetir las narrativas del régimen venezolano que son muy parecidas a las del régimen cubano con el objetivo de hacer ver al pueblo venezolano como un pueblo oprimido internacionalmente y como un proyecto político que es perseguido, pero la realidad es que ese proyecto ha recibido esas sanciones por la dinámica sistemática de violación de los derechos humanos”, aseguró el investigador.

Lazos entre los países

A pesar de la tensión evidente, varios de los expertos consultados por EL HERALDO son tajantes al afirmar que el Gobierno de Colombia no debería romper relaciones con Venezuela, basándose en los cuestionables resultados que dejó el cerco diplomático de Iván Duque.

“Colombia tiene una relación muy particular con Venezuela. Esto se debe a que compartimos 2.219 km de frontera, dinámicas de migración, de seguridad, los diálogos con el ELN, las relaciones comerciales y el número importante de colombianos que viven en el vecino país, entre otras. Todos estos elementos no se equiparan en la relación venezolana con ningún otro Estado. Romper relaciones solo traería resultados terribles como ocurrió en el gobierno Duque. Es un error que Petro no quiere volver a cometer y por eso prefiere dejar canales abiertos de comunicación, aunque esto genera muchas críticas a nivel interno e internacional”, explicó Angélica Rodríguez, doctora internacional en Procesos Políticos Contemporáneos de la Universidad de Salamanca.

Sin embargo, la coordinadora académica de la Maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte reconoce que en los próximos meses habrá dificultades entre ambos países debido a que Venezuela es garante en el proceso de Paz Total con el ELN. Además, está en vilo el rumbo del comercio bilateral, que desde del segundo periodo de 2022 se había fortalecido.

“Seguramente estos temas se resentirán de algún modo, o presentarán algunas demoras, al menos de manera inicial. Que continúen los diálogos y el comercio depende de mantener los vasos comunicantes que se han restablecido en este gobierno. Sobre el comercio, destaco el esfuerzo que desde los gobiernos locales y el gremio empresarial se ha hecho para darle continuidad al intercambio más allá de los temas ideológicos”, consideró la acádemica, que advirtió que Maduro querrá intensificar en su país la represión, como lo ha venido haciendo, y buscará a través de la reforma a la Constitución y las elecciones locales tener más poder.

“La oposición continuará resistiendo e insistiendo en que González debe posesionarse. A nivel internacional las sanciones se intensificarán, como ya estamos observando y se continuará la presión para la transición”, puntualizó.

Por su parte, la excanciller María Angela Holguín indicó que el Gobierno busca mantener la relación con Venezuela por puntos sensibles como el comercio y la seguridad; no obstante, reconoce que en estos aspectos los datos no registran mayores avances.

“En primer lugar, el tema comercial, que ha sido el principal argumento desde que se restablecieron las relaciones, ha quedado lejos de las expectativas iniciales. Hasta el 30 de noviembre, el comercio bilateral alcanzó los mil millones de dólares, muy por debajo de los diez mil millones que se habían proyectado. Además, el ELN mantiene una fuerte presencia en ambos lados de la frontera, con el respaldo implícito de Maduro. Una ruptura de relaciones complicaría la seguridad fronteriza para Colombia y afectaría la mediación de Maduro con el ELN y la Segunda Marquetalia”, aseveró.