Para analistas políticos el caso del senador Eduardo Pulgar, capturado el pasado martes en Bogotá por el presunto intento de soborno a un juez y señalado en múltiples escándalos, es más común de lo que se ha evidenciado en el país.
El politólogo Carlos Arias le dijo a este diario que 'es importante señalar que el caso de Pulgar no es exclusivo de la política del Caribe colombiano. Ese es un síntoma de cultura política en el país'.
Agrega el experto de la Universidad Externado que 'lamentablemente y por la suma de varios factores, como por ejemplo el hecho de que se ha utilizado la política como forma de enriquecimiento personal y no de servicio a la comunidad, la ausencia de una educación en valores que suplantó la integridad por la ‘viveza’ y el no ahondar y profundizar en la importancia de la integridad en política y la participación ciudadana en las costumbres y diálogos populares, ha dado como consecuencia comportamientos de los aparentes líderes políticos'.
¿Silla vacía?
La Corte Suprema, en la resolución de su medida, se abstuvo de pedir la suspensión del congresista, 'sin perjuicio de la decisión que al respecto le corresponde adoptar al Senado de la República con sujeción al Artículo 277 de la Ley 5ª de 1992'.
Este punto del denominado reglamento del Congreso es el que regula los reemplazos cuando hay faltas absolutas y no temporales.
Y sobre la medida de la ‘silla vacía’, que le podrían aplicar al senador y a La U, el Artículo 134 de la Constitución establece: 'En ningún caso podrán ser reemplazados quienes sean condenados por delitos comunes relacionados con pertenencia, promoción o financiación a grupos armados ilegales o actividades de narcotráfico; dolosos contra la administración pública; contra los mecanismos de participación democrática, ni por delitos de lesa humanidad'.
Y el delito de tráfico de influencias, por el que es investigado Pulgar, hace parte de los delitos contra la administración pública a que hace referencia la normatividad de la ‘silla vacía’, junto con otros punibles como peculado, cohecho, concusión y prevaricato, entre otros.
A La Picota
Entre tanto, este miércoles agentes del CTI de la Fiscalía trasladaron al senador del Partido de la U desde el búnker de la Fiscalía, donde había sido recluido el pasado martes tras ser capturado en el Aeropuerto El Dorado, a la Cárcel La Picota de Bogotá.
Por ahora, la Corte Suprema de Justicia seguirá investigando al parlamentario para decidir si lo llama o no a juicio por el delito de tráfico de influencias, por el que se expondría a una pena de entre 5 y 12 años de cárcel.
Exjuez amenazado
Se conoció ayer por otro lado que el exjuex de Usiacurí, Atlántico, Andrés Rodríguez, quien habría sido objeto del supuesto intento de soborno de Pulgar, salió del país hace aproximadamente un mes por presuntas amenazas relacionadas con el caso en cuestión.
El extogado, quien declaró virtualmente ante la Corte Suprema de Justicia hace 15 días, pidió asilo político en Norteamérica por las intimidaciones que dijo haber recibido.
Los escándalos
Los escándalos en la vida pública de Pulgar se iniciaron en 2003, cuando era concejal de Barranquilla y le hallaron en una de sus oficinas en vísperas de un certamen electoral 112 cédulas y más de un millón de pesos. No obstante, salió bien librado de la pesquisa que se le abrió por supuesta corrupción electoral.
Posteriormente, en 2007 la Procuraduría lo inhabilitó por 18 años por el presunto fraude de $5.200 millones por pagos en el Concejo de Barranquilla con nombramientos espurios. Sin embargo, el exprocurador Alejandro Ordóñez reversó la decisión en 2014.
También en abril pasado se conoció un episodio en el que habría violado la cuarentena en una gallera de Santo Tomás, Atlántico. Y en junio pasado se habría trenzado en un enfrentamiento a golpes contra el exsecretario de Salud de Soledad, Atlántico, Luis Fábregas.