Al célebre compositor de El Banco, Magdalena, el finado José Barros, le gustaba contar que cuando él llegó por primera vez a Bogotá lo felicitó Jack Glottman, entonces gerente de la RCA Victor en Colombia, porque Barros había recibido en esos días unos 1.200 dólares de regalías por cuenta de dos tangos suyos. Glottman pidió encarecidamente al autor escribir música para su sello música tropical. “Yo no sabía hacer porros –explicó en alguna ocasión el compositor-. Esa era música plebe. Yo creaba boleros, tangos, fantasías, pasillos… pero no podía hacer un porro, hasta que me acordé de una vivencia en El Banco cuando era pelao. Que un loco se metió a la iglesia y le dijo al cura: ‘Cocoroyó, cantaba el gallo’. En Bogotá me acordé de eso. Empecé por el coro. Así hice mi primer porro: El Gallo Tuerto, un éxito internacional en la versión del cantante barranquillero Luis Carlos Meyer, acompañado por la gran orquesta del mexicano Rafael de Paz.

La pollera colorá es la cumbia más famosa de Colombia. Figura entre las diez mejores canciones del Siglo XX en este país, según concurso nacional realizado en 1999,una pegajosa melodía que ha hecho bailar al mundo entero. Alrededor de su autoría se tejió una polémica, históricamente resuelta al concluirse que el clarinetista Juan Madera había compuesto la melodía de la obra y el cantante Wilson Choperena la había complementado a versos.

Como se apagan las velas es un bello cumbión compuesto por Julián Pérez Carvajalino, nacido en El Carmen, Norte de Santander, autor que ha querido cambiar su nombre por Los amores de Petrona, como la reconoce también y la baila el grueso del público, desde su aparición en 1966. Un cumbión es, en rigor, el redondel en el que se baila la cumbia, pero es también sinónimo de ella. La canción recuerda el amor fugaz entre Petrona y un compañero de baile suyo, llamado Luis Francisco Ramos, pasión que se disolvió tan rápido como se apagan las velas de un lugar como ese. La voz es del cartagenero Luis Gómez. Los arreglos son de Nuncira Machado, quien se inspiró para la coda en El Conejo Cotilino, de Julio Ojito.

Éxito de Carnaval El sindicato es una canción en ritmo de paseíto, inspirada y dedicada a José Antonio Polo, líder de un sindicato de agricultores en Santa Lucía, Atlántico. Se lo compuso su coterráneo Daudeth Cantillo en 1962, lo canta Felipe Matute, de esa misma población y lo grabó también ese año la casa disquera de Toño Fuentes en Cartagena. El grupo, que se llamaba Banda de Santa Lucía fue rebautizado a sugerencia de Fuentes como Conjunto ritmo sindical. Fue la sensación musical de las fiestas novembrinas de ese año en la capital de Bolívar y, como era costumbre, terminó imponiéndose en los siguientes carnavales de Barranquilla, tanto como en la memoria y los zapatos de quienes hoy, masivamente, la siguen bailando.

El sindicato, Como se apagan las velas, La pollera colorá y El gallo tuerto son cuatro de las 20 canciones inolvidables del disco Te Olvidé que, gracias al apoyo de Bancolombia, ofrece la Fundación La Cueva en estos carnavales.