Las sanciones que buscan imponérseles a los senadores y representantes a la Cámara debido a sus inasistencias a las sesiones del Congreso de la República, han generado gran cantidad de pronunciamientos en diversos sentidos por parte de todas las tendencias políticas al interior del órgano legislativo.
En especial, en las últimas semanas hemos sido testigos de varias situaciones relacionadas con este tema. La primera, una discusión entre la senadora Claudia López y la bancada del Centro Democrático, ya que ella consideraba inaceptable que estos, en su denominada “resistencia civil” decidieran no atender a las plenarias. La segunda, la evidente falta de quórum para votar el proyecto que pretendía castigar a los congresistas que precisamente se dedican a acumular inasistencias a las sesiones. Y la tercera, el “regaño” que le propinó la liberal, Vivian Morales a la misma legisladora del Verde, acusándola de que si bien es de las que menos falta, sí se ausenta parcialmente de las comisiones para ir a atender compromisos con la prensa por fuera del capitolio.
Dentro de toda esta amalgama de hechos, finalmente y tras el paradójico revés que sufrió el proyecto de ley por la no asistencia de los congresistas en el intento inicial de ser discutido, la iniciativa ya ha logrado pasar su primer debate. El objetivo es que nuestros legisladores, en la medida que no cumplan con su función básica de asistir a las plenarias o comisiones, puedan ser sujetos de sanciones económicas y disciplinarias. Si bien aún le quedan tres instancias más a este proyecto para convertirse en una realidad, es preciso antes sepamos diferenciar un acto de negligencia de nuestros legisladores –como lo es el no ir a trabajar–, de un recurso con el que cuentan, propio del quehacer parlamentario –como lo es el quebrar el quórum apelando a una estrategia o en señal de manifestación–.
Si estudiamos las investigaciones de la organización Congreso Visible, entidad que realiza seguimiento y monitoreo permanente al legislativo, podemos corroborar que este es un debate en el que hay que ir más allá. La discusión sobre la asistencia de los congresistas es mucho más profunda de lo que se cree. Según el Observatorio, el problema no radica únicamente en que los representantes y senadores se ausenten en el momento del llamado a lista, sino la falta de toma de decisiones en momentos claves. En conclusión, la cuestión no es nada más si los congresistas se encuentran presentes o no en el momento puntual en el que se revisa la asistencia sino si hacen valer la razón fundamental por la que fueron elegidos: la búsqueda permanente del bien común.
@KDiarttPombo