Si hay algo que caracteriza a nuestro alcalde Álex Char es su capacidad de gestión para conseguir recursos para obras o programas que requiere Barranquilla. Se las ingenia, y lo logra. Realidad que no admite discusión, y es por eso que el presupuesto de la ciudad se disparó desde su primera administración con el acompañamiento de Elsita, se incrementó durante la alcaldía de Elsa Margarita, y se multiplica. Para el 2017 serán más de tres billones. Parecería que Álex ya ha conseguido lo máximo posible porque la Nación no está en condiciones para generosidades, y los barranquilleros hemos cumplido con nuestras obligaciones tributarias. ¿Significa esto que además de lo ya anunciado, que es mucho, durante cuatro años no podremos hacer nada nuevo en nuestra ciudad? Simultáneamente con esta realidad financiera local, hay otra de carácter urbanístico que pide a gritos una inversión para remodelar y reconstruir el deterioradísimo y antiestético espacio público de casi toda, si no toda la ciudad, que la hace ver horrible, y atenta contra los peatones que no encuentran espacio ni comodidad para transitar.
Pero, Álex, sí hay una posibilidad para financiar esta remodelación urgente e indispensable si queremos vivir en una bella e incluyente ciudad donde los peatones, por primera vez, sean tan importantes como los que se transportan en vehículos particulares, y convirtamos nuestros escachalandrados bordillos, andenes y antejardines en un ordenado espacio público. Y aunque no sea grato el nombre del sistema con el que se puede lograr ese cambio, que no es otro que el de valorización puntual, no existe una forma más equilibrada y justa para financiarlo, porque cada propietario paga por lo que se hace e invierte frente a su predio, logrando que la valorización de cada propiedad sea muy superior al monto aportado. Se trata de una verdadera inversión de cada beneficiado. A nadie se le cobraría un solo peso si no se le remodela el frente de su casa, su edificio, su almacén o su industria, y se le concede plazo para el pago de esta inversión. El Distrito, por su parte, contará con recursos nuevos para garantizar el cambio de apariencia que la ciudad necesita de manera urgente. Porque hoy, así la queramos mucho, debemos admitir que es una colcha de retazos destrozados.
La valorización puntual no es un invento nuevo. Con esta, en los años 70 los comerciantes de Flager St., en Miami, lograron modernizar el espacio público de esa importante arteria. Así modernizaron en Venezuela la avenida 5 de Julio, en Maracaibo, y varias vías en Barquisimeto, en Isla Margarita y el sector comercial de Chacao, Chacaíto y Sabanagrande, en Caracas, en los ochenta. Acá en la costa, con el ‘Plan Centro’, de Valledupar, con valorización puntual se modernizó su centro comercial, y ha sido el más importante cambio urbano de esa ciudad.
Fácil. Se suman los metros lineales de frentes, de cada acera, de todos los predios de la arteria a remodelar y se divide el valor total de la remodelación, incluyendo iluminación, paisajismo y mobiliario urbano, entre la totalidad de metros de fachadas. Si mi fachada tiene 20 metros pagaré el doble del que tiene una de 10 metros. Con este justo sistema, amplísimos sectores de Barranquilla sí podrían embellecerse en estos cuatro años.
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