El fútbol moderno que se juega hoy por hoy, no tiene por eso, por moderno, mayores rasgos de la esencia del fútbol, que no es otro que tener partidos con altos scores.

Ahora mismo, con ocasión de estas eliminatorias para el campeonato mundial de Moscú, estamos viendo nutridos resultados en donde abunda el cero y escasean los dígitos que son los que emocionan a los públicos

El que dicta y no que escribe, como hizo toda su vida de comentarista por más de 70 años, en estos partidos eliminatorios el cero anda como andaban los mangos en tiempos de la isla de Cabica.

Por benevolencia del destino, o digamos mejor por los dictados de la longevidad, fuimos conocedores de varias épocas en el concurso del fútbol barranquillero ¡y vaya época generosa en goles los que se vieron en aquel humilde estadio Moderno de nuestra ciudad! Era frecuente un 4 a 3, o un 5 a 4 entre los mejores equipos. Entonces, era mejor lo que atacaba que lo que defendía. Y no se crea que eso era por designios de malos arqueros, porque un José Escorcia no era hombre fácil para que permitiera goles en el Club Juventud.

Siempre se ha dicho que es más fácil defender que anotar. Empero, la realidad de aquellos viejos tiempos era que la estrategia del balompié le permitía a los delanteros hacer goles a tutiplén. Escorcia, un arquero que defendía a muerte los palos de su arco, era una excepción en aquella contienda de goles, por eso, un goleador tan impetuoso como Roberto Meléndez tiene en estos momentos un récord goleador, como antes y ahora, nadie puede decir que sus 806 goles en 25 años de fútbol es un récord que tambalea. Falso de toda falsedad.

Ahora se quiere que haya más goles porque habría más partidos de balompié, de salir avante la alegrona propuesta del presidente de la Fifa, señor Infantino, de aumentar a 48 los partidos de un campeonato mundial en perspectiva de los 32 que tenemos entendido son los que priman en esos tiempos. Ya también se propuso aumentar el tamaño de los arcos, que es otra manera de engañar a los públicos.

Habrá que esperar el cierre de estas eliminatorias para saber si hay como parece evidente, una dramática crisis de goleadores. Por lo pronto la cifra de Pelé sigue campante, y no hay más que mirar la cara de los goleadores de hoy cuando les pregunta si tienen o no posibilidades de acercarse a esa marca monumental.

Se nos hace que modificar el reglamento de suspensiones de juegos para facilitar la actividad de los jugadores, porque nadie gana en goles cuando se encuentra suspendido. En el béisbol de Grandes Ligas priman las multas por sobre las suspensiones, que solo se aplican cuando hay hechos sensibles que provocan fuertes rechazos del público.

Reconocemos que con este tema del número de goles por temporada va a tener un bajón en estas jugadas decisivas del balompié, que no ayudan a establecer la etapa emotiva y grandiosa de los goles en el fútbol. Nos encantaría que más críticos caigan sobre el fútbol, para buscar más soluciones que sanciones.