De mucho nos serviría a los colombianos analizar cómo están estructurados ciertos sujetos que conforman el vasto jardín de narcisos que ha florecido a lo largo de este país. De tal clase de vergel podría decirse que proviene esa especie que hoy abunda y que define a una “persona que siente una admiración exagerada por sí misma”. Según la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (DSM-III-R de 1987), cinco de los siguientes nueve rasgos bastan para diagnosticar una personalidad narcisista: 1-Tiene tendencia a aprovecharse de los otros para sus propios intereses o metas. 2-Experimenta un grandioso sentido de autoimportancia. 3-Se siente único o especial y que solo puede ser comprendido por ciertas personas (o instituciones) que son de alto status. 4-Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza y amor imaginarios. 5-Exige una atención o admiración excesiva. 6-Es pretencioso. 7-Carece de empatía. 8-Frecuentemente envidia a los demás y cree que los demás lo envidian a él. 9-Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbias. Reacciona a las críticas con rabia, vergüenza o humillación.
Tras estas características quizá usted pudo entrever diversas fisonomías que conocemos de sobra; un repertorio de personalidades sedientas de reconocimiento, aunque renuentes, muchos de ellos, a acogerse a los principios que exige la vida en sociedad. Presuntuosos, egocéntricos, mesiánicos, convencidos de que les asiste la razón, fungen de líderes virtuosos y señorean sobre las masas negligentes. Tal es el caso del señor conocido con el alias de ‘Popeye’, en cuyo apodo se adivina la necesidad de presentarse como una especie de superhombre. Tras la captura –llevada a cabo en una bacanal de cumpleaños– de Juan Carlos Mesa Vallejo, alias ‘Tom’, evento en que las autoridades se toparon accidentalmente con ‘Popeye’, no tardó la Fiscalía en radicar una solicitud para revocar la libertad del reconocido exsicario del Cartel de Medellín. Visiblemente rabioso, y valiéndose de otras armas que igualmente maneja sin contemplaciones éticas –las redes sociales–, ‘Popeye’ arremetió contra “las ratas del Sí” convencido de que su visión del mundo es la correcta.
‘Popeye’ cree en lo que piensa; del mismo modo que se precia de youtuber, activista político o escritor, expresa abiertamente: “A mí me gusta venderme porque yo estoy buscando toda esta plataforma para un fin, yo quiero ser político”. Y podría llegar a serlo, cosas peores hemos visto en la política colombiana. Podría aspirar a reemplazar al padre Linero, al presidente del Senado o al ministro de Defensa. Y pudiera conseguirlo, conocemos lo que ocurre cuando cojea la justicia y no existe, además, la sanción social. “Perro huevero, ni quemándole el hocico” hubiera dicho mi suegro de ‘Popeye’ teniéndolo que juzgar, pero, una sociedad confusa difícilmente reacciona ante los actos de un confeso homicida narcisista.
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