Me encontré en la red un video de la Universidad de Utah que me descuadró el pensamiento. Aclaro primero que lo encontré en Facebook, así que lo leí con una ceja arqueada, el gesto clásico con el que uno duda y se pregunta ¿será? En todo caso, se refiere a que los científicos de esa universidad están tirando un dato sobre el cerebro que, en lo que a mí respecta, desordena la biblioteca y hace que revise cosas: el cerebro de los humanos está reduciendo su tamaño. Tal vez la sorpresa se deba a que es algo que podía llegar a suceder dentro del proceso evolutivo, pero no se esperaba tan pronto.
Imaginamos a los alienígenas con las cabezas más grandes porque asumimos que sus cerebros son más grandes que los nuestros, más evolucionados. Es lógico, el cerebro nunca ha dejado de crecer, el problema está en que debe vencer la rigidez ósea de la bóveda craneana que lo protege; al no poder romper esa barrera, se transforma. Esas transformaciones pueden ser de muchas formas, la reducción del volumen una de ellas, pero se suponía que veníamos aumentando el tamaño.
En los últimos 20.000 años ha disminuido el volumen de 1.500 a 1.350 centímetros cúbicos, tanto en el hombre como en la mujer. Si sigue en esta rata de disminución, en 20.000 años más tendrá el tamaño del cerebro del homo erectus, un pariente que existió hace unos 500.000 años y cuyo tamaño era de 1.100 centímetros cúbicos. Las teorías van desde considerar que esta disminución de la materia gris significa que el hombre moderno se está volviendo estúpido, hasta que la reducción del tamaño favorece que su cableado sea más eficiente, aumenta la densidad de las neuronas y nos hacemos pensadores más rápidos y más ágiles. ¿Será esta la razón por la que atravesamos este momento de la humanidad en el que nos portamos de una manera en que priman los intereses de uno, o de unos pocos, detrás de cosas como el poder a ultranza, el oropel del dinero, la belleza plástica, la guerra inútil, la corrupción desmedida?
Se plantea una gran inquietud en este sentido, puesto que habría que determinar la favorabilidad de esta disminución neuronal y de todo aquello que sirve para pensar y que debería llevarnos al disfrute de la vida y no al sometimiento y estupidización ante tanta cosa falsa.
La ciencia no puede hacer nada para detener la biología o la evolución, el punto es qué podemos hacer los humanos al respecto, teniendo en cuenta que asuntos tan trascendentes para la Tierra como el calentamiento global pueden tener injerencia en este punto.
¿Será que antes de una reducción notoria de nuestro cerebro y, por tanto, de nuestra consciencia y pensamiento, seamos capaces de una transformación individual, social y planetaria que garantice que, mientras se vencen esos plazos por distantes que parezcan, construyamos un estilo de vida en que Eros esté por encima de Thanatos, ¿la vida antes que la muerte?
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