En este largo desfile de notables figuras deportivas, hemos escogido hoy a un pugilista del que ya hemos hablado: Max Baer, un hombre de notable presencia en los cuadriláteros, en donde supo mostrarse como un fuerte pegador.
Baer tenía 6 pies con 3 pulgadas de estatura, y su peso oscilaba entre 210 y 220 libras. Su gran mano noqueadora la tenía en la derecha, porque la izquierda era prolongadora de efectos de distracción, para desembarcar un golpe que era terrible según opinaban los boxeadores que lo habían enfrentado.
Baer decía con inusitada franqueza que él tenía un físico que para muchos observadores del boxeo valía alrededor de un millón de dólares de aquellos tiempos, pero que su técnica valía muy poco.
Baer está entre los púgiles que noquearon a Max Schmeling, el alemán se cruzó en el camino de aquella mano derecha de Baer y quedó tendido en la lona. Ese triunfo de Baer le dio la gran oportunidad de enfrentarse al campeón mundial, Primo Carnera. Baer lo fue demoliendo asalto por asalto, seguido por sendos knock down, que sumaron entre 9 y 10 antes de producirse el KO definitivo.
Baer en la primera defensa de su título perdió con Jimmy Braddock, inferior en pegada con Baer, pero superior a este como para haberle quitado el título mundial. Baer no pudo recuperar su título; no le dieron revancha y, por el contrario, se las tuvo que ver con el más grande de los prospectos de aquellos días, Joe Louis, quién lo noqueó en cuatro asaltos.
Aquel combate Louis-Baer produjo entonces la mayor recaudación que se pudo ver por aquellos días. Un poco más de 90 mil personas establecieron un récord mundial para combates en donde no estaba en juego ningún título.
La forma como Max Baer se quedó en la lona en el cuarto asalto, mirando fijamente a Louis y también al referee. La verdad es que Baer no quiso levantarse para prolongar el match. Por cierto que numerosos aficionados quedaron inconformes con la actitud de Baer. Particularmente quien mostró mayor desacuerdo con su actitud fue el novelista Ernest Hemingway, premio Nobel de literatura, y un entusiasta del boxeo.
Por cierto, la misma actitud de Baer la tomó Caraballo cuando peleó con Jofre en Bogotá. Caraballo recibió un recto de derecha que lo sentó en la lona, y de allí no hubo forma que se levantara; recibió todo el conteo del referee y cuando la cuenta llego a 10 se levantó como un resorte para desconcierto de todo el público asistente.
Baer está registrado en la historia del boxeo como un buen noqueador, pero muchos de sus admiradores lamentaban siempre su falta de seriedad y de concentración para enfrentar a buenos contendores.