Barranquilla, a diferencia de otras ciudades colombianas y de la mayoría de las ciudades del exterior con un tamaño similar o menor a la nuestra, no cuenta en su malla vial con la cantidad de pasos a desnivel indispensables para lograr un flujo vehicular aceptable, y entre otras muchas razones, esta carencia de pasos a desnivel –aquí llamados regularmente puentes– es causante de nuestra precaria movilidad vehicular en determinados sectores de la ciudad.

El puente de la carrera 60 sobre el arroyo del Country no puede calificarse como paso a desnivel porque ese sí es un puente sobre un arroyo. Los pasos a desnivel de las carreras 45, 46 y 50 sobre el arroyo de Felicidad en la calle 48 están siendo demolidos porque ya no existirá más ese caudaloso arroyo. Entonces dentro del área urbana de Barranquilla solo nos quedan dos, y ambos en la calle Murillo, uno sobre la carrera 23 y otro sobre la carrera 54 ‘La María’, más uno chiquitico pero que también califica, como lo es el de la carrera 38 sobre la calle 65. Y pare de contar. Es la pobreza máxima imaginable en este tipo de soluciones viales. Y es por eso que en las escasas calles que atraviesan la carrera 46 por razones del Transmetro, se forman unas larguísimas filas y trancones, porque en vez de pasos a desnivel para flujos continuos, lo que hay son semáforos. Ya en la periferia de la ciudad sí contamos con algunos pasos a desnivel, con sus orejas y perendengues, como lo son los de la Circunvalación con calles 30 y 45, y con las carreras 38, 46, 51B y 53.

Salidos del Distrito de Barranquilla, pero en su área metropolitana, se localiza el de la calle 30 entrada al barrio Hipódromo de Soledad y los recién construidos pasos a desnivel en la autopista a Puerto Colombia, en las variantes a Pradomar y entrada a Puerto. Y se encuentran en construcción los de la Circunvalación de la Prosperidad, uno sobre la carretera Oriental, antes del peaje de Malambo; otro sobre La Cordialidad, en zona industrial de Galapa, y uno último sobre la autopista a Puerto Colombia, a la altura de la Universidad del Atlántico. Y los accesos al nuevo puente Pumarejo serán los pasos a desnivel más parecidos a los de una ciudad con infraestructura vial desarrollada.

La Concesión Ruta Caribe está en deuda porque se anunciaron otros dos pasos a desnivel en la mal llamada autopista al aeropuerto, los cuales brillan por su ausencia, y uno último que no comprendo por qué no se está construyendo ya, y es el de la salida y acceso al aeropuerto Ernesto Cortissoz. ¿Cómo es posible que desde hace un año se está invirtiendo una suma multimillonaria en la remodelación total de nuestro aeropuerto, y no se aproveche para que de manera simultánea se esté construyendo ese importantísimo paso a desnivel? Eso no es ni medianamente entendible. Entonces resulta que después de ponerse en funcionamiento una nueva y moderna terminal, seguiremos con ese insignificante cruce semaforizado, propio de una población de medio pelo, que ni por ahí cerca produce una buena primera impresión a los viajeros. Si no es ahora, no lo será nunca. Ojalá nuestros parlamentarios, tan pronto pase el merequetengue electoral, se unan para solicitar la inmediata construcción de ese muy importante paso a desnivel. Ese sí sería un cambio positivo y completo de nuestro aeropuerto.

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