No sería lógico que a un ministro de Estado de un gobierno, cuyo presidente termina con unos niveles bajos de popularidad, se le califique con una gestión positiva o se le recuerde con gratitud por sus logros.

En el caso del saliente ministro de Salud, Alejandro Gaviria Uribe, su labor, si bien ha sido criticada, también tuvo muchos aciertos trascendentales aplaudidos por diversos sectores. Se podría considerar que es uno de los funcionarios del presidente Juan Manuel Santos que ha brillado durante toda su gestión.

Siendo un economista y estudioso de temáticas tan profundas como la movilidad social en Colombia, se empeñó en resolver asuntos sociales que muchos de sus antecesores no abordaron por no enfrentar los intereses económicos de empresas nacionales e internacionales, como es el caso del costo de los medicamentos en Colombia. Sin temor alguno puso de presente la necesidad de la regulación de este negocio en el que las multinacionales farmacéuticas han sido las grandes ganadoras, aún por encima del bienestar de los colombianos.

Un total de 1.031 medicamentos quedaron cubiertos con la política de control de precios impulsada por el ministro Gaviria y se prevé la aprobación de 1.600 más. Drogas para hipertensión arterial, enfermedades mentales y anticonceptivos, son ejemplo de los medicamentos de uso masivo que quedan controlados, de manera que será posible adquirirlos a precios justos. El impacto es tan grande que, según el ministro, esta política ha generado ahorros por 4,5 billones de pesos, entre 2014 y 2018.

Sobre su visión, él mismo ha dicho que es la de “un economista escéptico que duda de las soluciones definitivas y los paraísos del cielo y de la tierra”. Coherente con ello, también impulsó la reglamentación del derecho a morir con dignidad que fue ordenado por la Corte Constitucional en 1997; también la reglamentación de la eutanasia de niños y adolescentes, y más recientemente, la definición del Documento de Voluntad Anticipada, que garantiza a las personas con enfermedades terminales el ejercicio de su autonomía para rechazar tratamientos paliativos que conlleven a sufrir una vida indigna. Otro de sus logros fue la reglamentación del uso de derivados del cannabis con fines medicinales.

La depuración y liquidación de EPS ineficientes, que ha sido muy cuestionada, era, finalmente, un mal necesario debido a las graves fallas en la atención en salud de quienes más lo requieren. Pese a ello siempre primó su actitud dispuesta al debate y respetuosa de las críticas.

Y en medio del maremágnum que significa manejar un ministerio de esos alcances, padeció un cáncer que lo obligó a marginarse brevemente de sus actividades, pero sin dejar de luchar por su vida ni darle la espalda a sus obligaciones ministeriales.

Por su valentía, su carácter, sus aportes con argumentos y, sobre todo, por defender el derecho al acceso a medicamentos económicos, muchas gracias, ministro Gaviria.