Si antes de la posesión medios y columnistas del enfermizo antiuribismo andaban tan ‘ardíos’ que criticaban y atacaban a Duque por cosas que no habían ocurrido, y sin fundamento pronosticaban terribles gestos y actos presidenciales, ahora, después de antier no habrá suficiente árnica para la urticaria. Y no solo porque ya Duque es el presidente de Colombia, sino porque su discurso de posesión fue muy bueno, moderado, incluyente y repitió lo que durante su campaña prometió, entre otras que presentará la modificación para que ni narcotráfico ni secuestro sean considerados delitos políticos y que, para alivio de muchos, no gobernaría con el retrovisor. Pero como a algo o a alguien tenían que caerle, los ‘ardíos’ enfocaron sus chorros de hiel contra el discurso del presidente del Senado, dándole gran importancia, como si el posesionado fuera él y no Duque. Macías solo se limitó a presentar un inventario de la situación con la que se encuentra el nuevo Presidente, elemental recuento para que quien recibe tenga claridad y la desmaquillada versión de quienes militan en su propio partido. No inventó nada, no injurió ni calumnió a nadie y –aunque algunos sostienen que los trapos sucios se lavan en el patio de la casa y que a los invitados foráneos hay que disimularles lo que se lava– tampoco es que la mugre exhibida sea secreta, así que la cosa no es para tanto, vainas de ‘ardío’, y la intempestiva salida de Roy Barreras que se supuso protesta, lo que logró fue dejarlo como maleducado y mantener alto el nivel de asistencia al evento. Que el senador Macías haya aprovechado la ocasión para rendir homenaje a Uribe y recordar y agradecer sus luchas por la patria, tampoco es cosa de urticarse, fíjense la ovación que mereció su mención. Buena cosa que el color azul haya reemplazado al desteñido rojo de alfombra y paneles de respaldo, y que haya sonado música folclórica, muy al descomplicado e informal estilo del Presidente.

Duque comenzó bien y su gabinete es bueno, tal cual lo prometió, técnico, equitativo con los géneros, y joven como el presidente y como su partido. No podemos quejarnos de la representación caribe, pues, además de los ministros, nombró como Altos Consejeros a Jaime Amín, a Karen Abudinen y a Julio César Aldana, brillantes exponentes de nuestra Región y quienes sin duda apoyarán todo lo que nos interese.

Coletilla: A propósito de política agraria, Duque comenzó su plan de atención a la provincia y, después de ir a San Andrés, hoy inaugura en Tibú, Catatumbo, plena ‘zona roja’, una nueva planta extractora de aceite de Palma, iniciativa e inversión privada de Oleoflores. Carlos Murgas, su esposa, sus hijos y 900 socios más –pequeños agricultores, familias campesinas– se asociaron para en 22 mil hectáreas sembrar palma y producir más de 100 toneladas/hora de aceite para exportación, la propia agroindustria que significa gran logro en el impulso al agro y en el apoyo económico y social al sector rural. Es la verdadera acción para sustituir los cultivos de coca. Bien por Murgas y su familia.

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