Con la idea de conocer mejor y consolidar mi formación en enfermedades infecciosas, acepté una propuesta de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, para mi año sabático, que al final se convirtió en dos, por lo interesante de aprovechar esta oportunidad. El sacrificio de suspender mi trabajo, mis ingresos y otros, fue reemplazado por un año muy decisivo para mi formación.
Nada puede estar por fuera de la salud pública, en cualquiera de las especialidades de la medicina, pero muy especial para quienes decidimos luchar contra las frecuentes y peligrosas enfermedades infecciosas. Admiro, la labor de los salubristas, en esta área, la de los epidemiólogos, microbiólogos, laboratoristas, especialistas en medicina molecular y demás, que se relacionan, contando en los recientes años, contando ya con el mayor avance tecnológico de las comunicaciones, después del internet, la inteligencia artificial.
Con claridad, discrepo de un grupo de profesionales que parecen ignorar la salud pública, algunos alardeando de tener las soluciones en la mano y otros atrayendo a las comunidades mediante amenazas y terrorismo de nuevas epidemias, pandemias y desastres en general. Nadie puede ser buen medico si no acepta la salud publica en su actividad, aún los países desarrollados tienen gran interés por la salud pública, después de que con la pandemia de la Covid-19, se ha confirmado, que ninguno va a estar protegido de una enfermedad infectocontagiosa, hasta que, en los países de menor desarrollo, no hayan podido controlar, enfermedades que a ellos después les puede llegar, como es el caso de la viruela símica.
Las escuelas de medicina, deberían inculcar más la salud publica en sus estudiantes, admirando aquellas que ya lo están haciendo, basadas en principios fundamentales, son ellos en Colombia, eficacia, universalidad, solidaridad, integralidad, unidad y participación. Impulsar y enseñar la medicina preventiva, que permita llevar los conocimientos y avances tecnológicos a las comunidades, para prevenir y resolver, lo que altera la salud, asociado a medidas sanitarias, o condicionantes de la salud.
Entendida la necesidad de una buena salud pública, dirigida y ejercida sin cumplimiento de sus principios se debe determinar cómo se hace. En Colombia, en un sistema de salud público-privado, se propone por el actual gobierno, en el reciente proyecto de Reforma a la salud, pasar a un régimen totalmente público, propuesta que parece no cambiar mucho a la anterior, archivada por las Comisiones de salud del Congreso. Me detuve en la lectura del proyecto, por no existir argumentos actuales, para la desaparición del sector privado de salud, que actualmente se ocupa de un alto porcentaje de su funcionamiento, cuando sabemos que las estructuras públicas han permanecido siendo un gran fracaso, como se demuestra en la cantidad de estas, hospitales, clínicas, centros de atención etc., con graves problemas de funcionamiento, de índole financiero, administrativo y de personal. Para esto, no se cuenta todavía con una fuerte y definida actividad pública, ya que muchas de estas responsabilidades continúan descansando sobre las EPS e IPS, algunas intervenidas o mal calificadas, las EPS se encuentran en cuidados intensivos, dice el Ministro Jaramillo. Es el momento, de que se le dé al gremio médico, una mayor participación, para tomar decisiones en las que posteriormente todo el personal sanitario, será responsable de ejecutar las acciones fundamentales para el desarrollo de los cambios, que el sistema actual de salud está requiriendo.