El Día Internacional de la Mujer no solo es un momento para celebrar los logros y avances, sino también para reflexionar sobre lo que las mujeres aportamos al mundo. Hoy quiero hablar de una cualidad que a menudo se pasa por alto: la intuición femenina. Esa capacidad que nos permite leer entre líneas, percibir lo que no se dice y tomar decisiones de manera profunda, casi instintiva, pero respaldada por nuestra experiencia y sabiduría.

Lejos de ser un concepto místico, la intuición femenina tiene una base científica. Estudios recientes han demostrado que el cerebro de las mujeres responde de manera diferente al de los hombres cuando se trata de procesar emociones. Investigaciones de la Universidad de Columbia muestran que las mujeres tienen una mayor actividad en áreas cerebrales relacionadas con la empatía y la percepción social. Esto les permite captar señales sutiles, como cambios en el comportamiento de los demás, antes de que se manifiesten de forma evidente.

Esta capacidad se desarrolla con el tiempo, a medida que las mujeres asumimos roles de cuidado, liderazgo y toma de decisiones. No es solo un don, sino una habilidad afilada por la observación constante y la conexión emocional con los demás.

En la vida cotidiana, la intuición femenina se hace evidente en situaciones cotidianas: como madres, como líderes, como amigas. Las madres, por ejemplo, suelen saber cuándo algo no está bien con sus hijos, incluso antes de que ellos puedan expresarlo. Esa percepción, tan natural, no es magia, sino una forma refinada de atención y conexión emocional.

En el ámbito profesional, la intuición femenina se traduce en la capacidad para anticipar problemas, comprender dinámicas complejas y tomar decisiones que van más allá de los datos fríos. En muchos casos, esta habilidad es clave para construir equipos humanos más efectivos y resolver conflictos con mayor empatía y comprensión.

Aunque históricamente se ha minimizado, la intuición femenina es un don que merece ser apreciado. Es un conocimiento que no siempre es lógico ni visible, pero sí profundamente eficaz. Las mujeres estamos llamadas a confiar en ella, porque no solo es una forma de conocimiento emocional, sino también una fuente de poder para transformar nuestras vidas y contribuir positivamente en los diversos contextos en los que nos encontremos.

Hoy, en el Día Internacional de la Mujer, celebremos no solo los avances sociales, sino también esa sabiduría intuitiva que nos permite comprender lo que no siempre se puede ver. Porque la intuición femenina no es solo un instinto, sino una forma de conocimiento profunda que puede marcar la diferencia en el mundo.

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