En Colombia nos hemos preocupado muy poco por el nivel de fragmentación y división que vive el país, cuando podría ser precisamente ahí donde radique uno de nuestros principales obstáculos para el desarrollo. La polarización no es nueva, no comenzó con este gobierno y, por supuesto, no es un fenómeno exclusivo de Colombia. Según un informe presentado por la firma Edelman en 2023, Colombia ocupa el segundo lugar entre los países más polarizados, después de Argentina y seguido por Estados Unidos. Esta no es una posición alentadora y revela las enormes dificultades que enfrenta el país para tomar decisiones basadas en el consenso y para construir una visión conjunta de desarrollo.

La polarización, además de dejarnos en un estado de estancamiento, ha deteriorado nuestras conversaciones cotidianas sobre política y sobre el país, llevándolas con frecuencia a discusiones agitadas e incluso a conflictos familiares, de los que poco o nada constructivo resulta. Ante este panorama, es urgente crear esquemas que promuevan conversaciones productivas, con el propósito de generar consensos alrededor de los temas que el país necesita abordar, más allá de los partidos políticos, de sus líderes y de las micro-noticias del día a día.

El pasado viernes fui invitada en Armenia al TEDx organizado por el GI School, para compartir una idea en la que he venido trabajando en los últimos meses: cómo tener conversaciones que nos lleven a consensos sobre los temas esenciales del país.

La propuesta se basa en cinco puntos que he visto, por experiencia propia, que funcionan, complementados con elementos del libro Conversaciones difíciles: cómo hablar de lo que más importa, del Harvard Negotiation Project.

  • Enfocarse en el qué y en el cómo, no en el quién: para que una conversación sea productiva, es fundamental centrarse en las ideas y en su implementación, en lugar de en las personas que las proponen o ejecutan. En muchas discusiones sobre proyectos para el país, el desacuerdo suele estar más vinculado con la identidad del proponente que con el contenido de la propuesta.
  • Escuchar la historia completa: cuando estés en desacuerdo con alguien sobre un tema de interés nacional, trata de comprender su punto de vista antes de responder.
  • Evitar los adjetivos: cuando alguien piensa diferente a nosotros, tendemos a atribuirle características negativas, aunque no lo expresemos abiertamente. Evitar esto es clave para una conversación respetuosa y constructiva.
  • Evitar enfoques mutuamente excluyentes: con frecuencia estructuramos las conversaciones como si solo existieran dos extremos irreconciliables. En lugar de presentar posturas rígidas, podemos buscar puntos de convergencia e innovar en la construcción de soluciones.
  • Pensar en el país a largo plazo: cuando ponemos el foco en Colombia, nos damos cuenta de que, a pesar de nuestras diferencias, la gran mayoría compartimos un mismo objetivo: queremos que al país le vaya bien.

Espero que alguna de estas ideas sea útil para fomentar el consenso y el desarrollo en Colombia.

@tatidangond