Barranquilla es muy seguramente en el país, la ciudad con más parques por habitante. Hace 20 años solo contábamos con los parques del Sagrado Corazón, el Suri Salcedo, el Golf y el Almendra Tropical, ninguno de estos en un óptimo estado, pero en su inventario de predios del Distrito destinados a parques aparecían 222 peladeros enmontados, lo cual me consta porque era yo entonces el secretario de planeación distrital. Hoy gozamos de 302 parques muy completos y bien mantenidos, y se siguen construyendo más. Pero así mismo, Barranquilla es quizás la ciudad con menos esculturas urbanas y esto es una falencia que nos muestra como que nos importara poco la cultura. Tecnoglass nos ha entregado un par de mega esculturas como lo son “Ventana al Mundo” y “Ventana de Campeones”, y Olímpica donó la escultura “María Mulata” de Grau. ¿Pero, será que aquí no hay más empresas que puedan aportar esculturas a la ciudad donde tienen sus sedes?
Supone uno que la facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico cuenta con su curso de escultura y que en el transcurso de los últimos 20 años y más, debieron graduarse muchos artistas en esta técnica, por lo que considero justo y necesario que se diseñe un ambicioso programa para dotar a Barranquilla de tantas esculturas para espacio público como puedan ser posibles, con aportes compartidos entre lo público y lo privado. Una manera de hacerlo la conocí hace unos 30 años en Valencia, Venezuela, cuando aprecié en un parque una gran cantidad de esculturas de pequeño formato y averigüé de qué se trataba. Me comentaron que eran maquetas de esculturas de artistas locales, modernas con formas y características muy variadas, financiadas por el municipio, que estaban concursando para conocer cuales lograrían ser premiadas por su calidad artística, y así ser financiadas por empresas locales para desarrollarse con sus dimensiones y materiales definitivos. No vi ninguna escultura tipo estatua en ese parque.
¿Se imaginan mis lectores qué grato sería que se definieran decenas o centenares de puntos para destacar en estas bellas esculturas urbanas, ya sea en plazas, parques, glorietas, bulevares, o frente a edificaciones empresariales? Y así mismo, qué importante sería para tantos talentos locales que se les diera la oportunidad de demostrar su arte escultórico en sitio público, con placas que muestren el nombre de cada escultura, el del artista y el de la empresa que la financió.
Aprovecho para insistir en que no es justo ni lógico que la fuente de la carrera 53, sector de “Villa Country”, permanezca apagada cuando se supone que su operación corresponde a la Triple A que ahora tiene un punto de atención en el “Country Plaza”, porque es un aporte que se merece Barranquilla y no es de alto costo. Por favor, ¡Enciéndanla!