En los primeros días de diciembre de 2020, la agencia EFE informaba que el agua empezaba a cotizar en el mercado de futuros de materias primas, es decir que su precio tendría las fluctuaciones económicas que suele tener el petróleo, por ejemplo. Más allá de que con esto se deja entrever la escasez progresiva del recurso y lo muy valorado del mismo, entre muchas, la principal connotación de la noticia es que con ello se está atentando contra el precepto “El agua es de todos”, como un derecho humano básico y fundamental.

Es probable que el contrato de la compañía estadounidense de mercados financieros CME Group Inc., pueda generar un interés marcado en bancos y el sector financiero en general, pero así mismo, en diversos sectores productivos, lo que de a pocos puede expandirse, generando un escenario que llegue a ser crítico para el recurso en sí mismo, pero a su vez que incremente la brecha en el aprovechamiento óptimo y el acceso al agua, del cual carece mucha población a nivel mundial. A la problemática anterior se suma el contexto actual relacionado con la pandemia, en el cual el agua juega un papel definitivo en términos de prevención.

De otra parte, la Oficina de Naciones Unidas ha dejado entrever en sus más recientes análisis que el cambio climático incide y seguirá influenciando la disponibilidad de agua para las necesidades humanas básicas, lo que pone en peligro el derecho natural y fundamental al agua en diversos lugares de la Tierra. En ese sentido, es notorio también el cambio en el ciclo hidrológico inducido por el cambio climático y acciones antropogénicas como la deforestación y la minería ilegal, lo que sin duda limita año a año, día a día, una buena gestión del recurso hídrico en términos de acciones encaminadas a la preservación y a un uso adecuado, pero a la vez en función de la sostenibilidad.

Lo anterior es evidente para nuestro país en donde además de los efectos e impactos del cambio climático, hay unas limitaciones territoriales preocupantes frente al manejo del agua. Su uso inapropiado, el nulo acceso en muchos de nuestro territorios, las pocas acciones de preservación en zonas de mayor producción como lo es el páramo y la problemática socioeconómica asociada a la pobreza generan una presión cada vez más fuerte y alarmante sobre el recurso.

Como ya se ha enfatizado en este mismo espacio, Colombia cuenta con un volumen importante de agua asociado a su ubicación latitudinal, con una marcada influencia de la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT) y la presencia estacional de otros fenómenos meteorológicos que implica tener lluvias durante buena parte del año en diversas zonas del país, por lo que es considerado uno de los territorios más “acaudalados” en términos de agua. Sin embargo, no todo es “cantidad”, se requiere una política más eficiente y una normativa más aplicada y aplicable al contexto de nuestras regiones, teniendo muy en cuenta ese nuevo marco de cotización en la bolsa, en el que muy seguramente muchos querrán sacar partido… como todo en nuestro país. ¡Amanecerá y veremos!

@ChristianEuska

Meteorólogo VIDEOCLIMET