Sin discusión y con agrado reconocemos que Cecilia López Montaño es una gran columnista. Pluma ágil, exquisita, franca. Con ella se podrá estar o no de acuerdo en muchos de sus conceptos, pero esta costeña exministra hace honor a las letras del Caribe. Como sucede y lo decimos con orgullo con la gran mayoría de nuestros colegas columnistas en estas mismas páginas de EL HERALDO, que, según lo expresó el doctor López Michelsen un poco antes de fallecer, es uno de los pocos diarios del país que tiene una nómina de columnistas de lujo. Y lo son, antiguos y nuevos con gran talento.
El 4 de agosto pasado, Cecilia anotaba en su artículo ‘Nos dejó el tren’ el olvido que existe en el país y en la Región Caribe del esfuerzo, por años, de Eduardo Verano por sacar adelante la reglamentación y el Estatuto Legal para la Regionalización de Colombia, que permitiría una mayor rapidez y efectividad en el aprovechamiento de recursos, disponibilidad de ellos y prioridades en las inversiones, dentro de una autonomía por principio justa y equitativa.
Como en cualquier país desarrollado europeo somos un país de regiones donde nos distinguimos cada una por tener una fisonomía, una estructura, una idiosincrasia particular. Y también nuestras propias necesidades insatisfechas, aspiraciones lógicas y planes de desarrollo. Aspectos que, muchas veces, muchas, no se pueden llevar a cabo porque el sistema centralista, constitucionalmente hablando, que tiene el país no lo permite. Y, de paso, porque tradicionalmente las élites gobernantes desde Bogotá no quieren soltar el sartén, que lo tienen agarrado por el mango. Representa mucho para ellos allá –lo han demostrado por siglos– soltar el control en todos los aspectos estatales, gubernamentales, presupuestales.
Así de sencillo es el tema y de profunda la reflexión sobre esta situación. Pero Eduardo Verano consiguió levantar un espíritu caribe no de rebeldía, no de independencia, no de insubordinación, sino de reconocimiento de lo propio, y obtuvo el proceso legal para consignar dos millones y medio de votos caribes que el mismo presidente Santos reconoció antes como candidato y ahora mira indiferente como mandatario. Pero ya es un mandato y ese mandato hay que hacerlo sentir, hacerlo efectivo, convertirlo en una realidad, y por ello, ¿quién puede haber más indicado para repotenciarlo que el mismo Eduardo Verano De la Rosa, quien se oficializó como el candidato del Partido Liberal a la Gobernación del Atlántico para el periodo 2015-2019?
Entonces, animados por Cecilia López no permitamos que ‘nos deje el tren’. Está en nuestra manos revivir este sueño, hacerlo realidad. Beneficiará igualmente a los paisas, a los vallunos-caucanos, al centro pijao alrededor de la capital, a los Santanderes. No es un capricho ni un juego, es cumplir con un mandato del pueblo y alcanzar una esperanza. Por eso, eligiendo a Verano De la Rosa, que tiene el secreto de los logros y la casta para hacerlo, podemos retomar esta lucha que no se ha perdido ni mucho menos olvidado. El Caribe, con ocho departamentos, tiene que alcanzar su autonomía tarde o temprano.