Cuenta Ismael A. Correa Díaz Granados –por cierto tío de Cecilia Álvarez Correa, nuestra siempre querida exministra de Transporte, hoy de Comercio Exterior– en su libro Anotaciones para una historia de Ciénaga, que mediante Ordenanza de la Asamblea.

Departamental del Magdalena se dispuso por los años 20 la construcción de una carretera que partiera de Ciénaga y llegara hasta la margen derecha del río Magdalena, frente a la ciudad de Barranquilla, en donde también se proyectaba un puerto que se llamaría Puerto Magdalena. Carretera que hoy hace parte de la Troncal del Caribe y que después de muchos esfuerzos y varios años de construcción por fin se terminó, y con ella la vía acuática que comunicaba a las dos ciudades.

Hoy por esa vía, que debe ser protegida y ampliada, transitan en promedio 266.000 vehículos mensuales, muchos de los cuales transportan la mayoría de la carga que se moviliza entre el interior del país, Barranquilla y la Costa, lo que la convierte en una arteria de importancia estratégica para la ciudad, y por ello el clamor por las obras en el K-19 a fin de evitar su destrucción por la erosión costera, se convirtió en agenda de ciudad, que afortunadamente fue atendida por el Gobierno Nacional.

Alrededor de los debates que se dieron para justificar la reparación urgente de la vía, surgió de nuevo como una necesidad vital para Barranquilla y para la Costa, que la misma debía contar con unos viaductos y ser ampliada de manera urgente a doble calzada, pero algunos y hasta con cierta alegría se encargaron de recordar que la vía ya no era tal, sino que la misma era parte hasta del nombre del Parque Isla Salamanca, y en consecuencia ni se podía tocar, ni se podía ampliar, mucho menos reparar y solo contemplar, porque con ello se afectaría a una reserva natural.

Efectivamente la vía quedó dentro de los límites del parque, por obra y gracia de un realinderamiento y recategorización aprobado por el ministerio de Medio Ambiente en 1998 y, por ello, algunos consideran que es parte del parque, olvidándose de que el Plan de Manejo Ambiental del mismo, al referirse a la vía, deja sentado que esta fue incluida no como zona protegida, sino para que por la misma se permitiera observar las bellezas panorámicas singulares del sector.

El presidente Santos y nuestra transparente y persistente ministra de Transporte Natalia Abello se han comprometido totalmente y a fondo con la ciudad, anunciando que la doble calzada Ciénaga-Barranquilla, pronto será una realidad. Pero ahora se conoce el memorando 20131300097883 dirigido a la subdirección de Gestión y Manejo de Áreas Protegidas por la Oficina Jurídica de Parques Naturales, en el que se manifiesta que las labores de mejoramiento de las vías que se localicen dentro de las áreas de Parques Naturales Nacionales –referidas a aquellas que implican cambios en las especificaciones de la vía en términos de mejorar su amplitud y servicio–, son una actividad que se encuentra limitada por el régimen de usos de las áreas del Sistema, y que no puede ser contemplada como una actividad siquiera licenciable.

Si lo anterior es acogido, será un imposible que la doble calzada Ciénaga-Barranquilla, que tanto reclama el país, sea una realidad.

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