Los medicamentos hacen parte del arsenal de herramientas con el que cuenta un sistema de salud para recuperar el bienestar físico de los enfermos, y también para mantener dicho bienestar cuando estos se recuperan. Sin embargo, varias noticias de los últimos días prenden las alarmas sobre lo que viene sucediendo en Colombia justamente con los medicamentos que se administran ambulatoria y hospitalariamente a los pacientes en este país.
Primero se conoció la grave denuncia hecha por Denis Silva, vocero del movimiento Pacientes Colombia, quien ha dicho que se estarían comercializando medicamentos oncológicos que presentan problemas serios de seguridad, que han sido advertidos por autoridades sanitarias internacionales, y que a pesar de haber sido retirados en otros países por estas razones, se siguen administrando a enfermos en Colombia.
Para el caso de algunos medicamentos biosimilares oncológicos, la FDA, que es la autoridad regulatoria estadounidense, suspendió su comercialización porque en visita realizada a la fábrica de estos medicamentos en India se percató de que en la producción de estos medicamentos existían graves problemas sanitarios, como presencia de palomas dentro de la fábrica, heces sobre las cajas de almacenamiento de los medicamentos y fallas en el sistema eléctrico, entre otras irregularidades detectadas. Sin embargo y a pesar de dicha decisión de la agencia que regula la Administración de Medicamentos y Alimentos en Estados Unidos, medicamentos como el genfilgras, que se utiliza para el tratamiento de varios tipos de cáncer, sigue siendo comercializado en Colombia.
Por ello el vocero de Pacientes Colombia le ha requerido al Ministerio de Salud y al Invima, así como a la entidad farmacéutica encargada de la distribución comercial de este medicamento oncológico en el país, que expliquen la razón de por qué a los colombianos se les están entregando medicamentos con bajos estándares de calidad, que ponen en peligro la salud y la vida misma a quienes se les administran.
La otra noticia relacionada con este tema de los medicamentos inseguros y de baja calidad es lo que se informó hace solo un par de días sobre un lamentable hecho que ocurrió a finales del año 2016 en Valledupar, donde fallecieron 16 niños recién nacidos a quienes –en una IPS privada de dicha ciudad– les fue administrado Survanta, un surfactante pulmonar que ayuda al desarrollo de estos órganos en bebés prematuros. Lo grave es que esa IPS había comprado ese medicamento a un distribuidor no autorizado y cuyo domicilio era una casa de la capital vallenata.
Llama la atención que aunque aún no se conoce el reporte técnico del Invima sobre el contenido de lo que había en ese surfactante eventualmente adulterado y así comprado y administrado, ya la Secretaría de Salud del Cesar ha dicho que los bebés fallecidos no murieron por dicho medicamento.
Son solo dos noticias que demuestran que no existe control efectivo en Colombia de los medicamentos que aquí se distribuyen y administran a los ciudadanos en este país, a tal punto que están generando morbilidad y mortalidad agregadas, en vez de cumplir con su objetivo de garantizar la recuperación de la salud de los enfermos a quienes se les administran...¡son medicamentos que matan!
@ulahybelpez