En Madrid llevamos ya diez días de confinamiento casero y el Parlamento acaba de aprobar una prórroga del Estado de Alarma hasta Domingo Santo, como mínimo. Fuera de España, el resto del mundo también ha reaccionado a la pandemia del coronavirus con el cierre de fronteras, cancelación de vuelos y más controles de viajeros. Por eso, en estos días tan duros me automotivo recordando tiempos mejores, especialmente los viajes por el mundo que he podido realizar como privilegiado que soy.

Me acuerdo especialmente de las tres visitas a Colombia, el Caribe y Barranquilla. Gracias a El Heraldo y su gente me fue posible conocer algo mejor esta zona tan lejana y exótica para un alemán afincado en España. Antes no sabía quién era Joe Arroyo ni había escuchado el himno que inspira el título a este artículo.

No olvidaré mi primera tormenta tropical con enormes torrentes por las calles, observada desde el ventanal de un centro comercial. Gracias a una responsable del ayuntamiento de Barranquilla que visitó la redacción al día siguiente aprendí que estos fenómenos naturales del Caribe tienen el nombre maravillosamente técnico de “evento máximo de lluvia”.

Gracias a la ayuda de los compañeros y compañeras de El Heraldo pude entrevistar a tres familiares de víctimas de la violencia, tanto de los paramilitares, como de las Farc y el ejército. Eran testimonios muy duros, historias de sufrimientos e injusticias que en Europa afortunadamente no se escuchan ya apenas. Y, en estos días de confinamiento, me reconforta especialmente el recuerdo de los carnavales que tuve el privilegio de vivir, con sus marimondas y monocucos. Como saben los lectores y lectoras de esta columna, en mi ciudad natal de Düsseldorf en Alemania, nos volvemos igualmente locos en carnavales y resulta difícil de comprender que hace solo unas semanas estábamos todos absorbidos por esa locura colectiva, cuando el coronavirus todavía parecía un asunto de la lejana China.

Cada semana al escribir esta columna he pensado en qué podría interesar al público del Caribe colombiano. ¿Realmente les importan los líos europeos como el Bréxit, el independentismo catalán o el auge de la ultraderecha en el continente? Creo que sí, porque a pesar de nuestras diferencias -por otra parte bienvenidas- nos unen muchos problemas y fenómenos sociales comunes, más de lo que pensamos. El brote del Covid-19 es la prueba más clara de que existe esta agenda global. Y sin embargo, la respuesta a la pandemia ha sido mayoritariamente lo contrario a un gran esfuerzo de cooperación internacional. Los respectivos gobiernos han convertido el brote en una crisis nacional. Tampoco la Unión Europea no ha estado a la altura, por el momento.

Espero que, por lo menos, los gobernantes vayan aprendiendo de los errores y aciertos de otros, sobre todo en América Latina donde la pandemia llega con cierto retraso. Desde el confinamiento en mi casa en Madrid, les pido que hagan caso a las autoridades. Cuídense.

@thiloschafer