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Gonçalo Tavares presume de no tener redes sociales y estar 'un poco fuera de este mundo'. Ahora, sin embargo, acompaña la pandemia muy 'conectado a la realidad'. Tanto, que escribe un 'diario de la peste' que se plasmará en un libro sobre una epidemia que, dice, ha traído la 'democratización del miedo'.

Considerado uno de los mejores escritores portugueses contemporáneos –José Saramago llegó a decir de él que merecía el premio Nobel– Tavares analiza, en una entrevista con Efe, la complejidad de una distopía que ha cambiado el mundo en pocas semanas.

'Es como si estuviéramos entrando en otro siglo. Habrá un antes y un después', sostiene en la conversación telefónica el autor de Una niña está perdida en su siglo en busca de su padre.

Será un cambio difícil y 'un poco asustador', continúa. 'Aproximarnos era una forma de ayudar' y ahora 'la proximidad es peligrosa', es 'dinamitar un principio básico de lo humano: la desconfianza hacia el otro'.

El impacto en las relaciones humanas será mayor, opina, en países como Portugal y España porque 'en los países latinos, las personas están habituadas a estar muy próximas'.

Frente a la experiencia de otros capítulos de la historia, como el ataque terrorista del 11-S, 'en este momento es como si todos fuesen peligrosos. Es la democratización del miedo, no tiene raza ni color'.

El enemigo es invisible. 'Miramos a la calle y es absurdo, no vemos nada. Al contrario que en una guerra, es una tragedia sin sangre', apunta Tavares, que nació en Luanda (Angola) hace 50 años y creció y se formó en Portugal.

La de la COVID-19 es, señala, una tragedia que implica una 'lucha colectiva' y 'envuelve lo privado y lo público', con una intervención del Estado que 'podemos entender pero tiene un potencial peligroso y como estamos viendo en algunos países esto puede avanzar hacia una microdictadura'.

Las transformaciones derivadas de la pandemia alcanzarán a las ciudades, al modelo de trabajo, al concepto de turismo, al mundo rural...

Y a la cultura. 'Tengo recelo', admite en la entrevista con Efe. Será especialmente difícil para los músicos y el teatro. El distanciamiento en los conciertos o las salas 'puede ser muy extraño'. 'Es un shock colectivo'.

Un shock que será más duro para los mayores, que viven en estos días una 'violencia increíble' por el hecho de estar encerrados y por su vulnerabilidad. 'Son muy frágiles, deben protegerse como si fueran niños. Es terrible'.

Los ancianos son el colectivo más débil, pero el bombardeo de cifras de víctimas afecta a todos y está impulsando un cambio en la visión de la muerte.

'Esta estrategia de dar el número de muertos es una arma contra la emoción, contra la afectividad'. A la vez, sin embargo, provoca una 'conciencia de la muerte' que puede ser también una oportunidad. 'La filosofía clásica dice que las personas que piensan en su muerte piensan también cómo quieren vivir', recuerda Tavares.

Una reflexión que 'puede hacer que las personas cambien su vida'. 'Divorcios, trabajo, ciudad... muchos van a cambiar de vida porque de pronto pensaron en su muerte... habrá infinitas cosas, muchos seguirán, pero muchos cambiarán'.

Reacciones impredecibles, agrega, porque 'tras un shock o un trauma colectivo, la gente reacciona de forma diferente, algunos querrán distraerse y hacer una gran fiesta, otros querrán reflexionar, leer'.

'Muchos van a desacelerar. Hay un ansia de movimiento, tal vez eso se calme', reflexiona. 'Tenemos que percibir que el tiempo es más importante que el espacio. Las grandes experiencias humanas tienen que ver con el tiempo, no con andar de un lado para otro'.

De momento, la pandemia ya ha supuesto un cambio para el autor de Aprender a rezar en la era de la técnica, ahora volcado en el 'diario de la peste' que se publica en varios periódicos del mundo y que le ha permitido por primera vez 'escribir casi al vivo'.

Un experimento que combina titulares de medios y breves reflexiones personales y que se transformará en un libro en el futuro. Será, anuncia, 'uno de los más significativos porque es una experiencia totalmente diferente'.

'Cuando comenzó esta situación pensé, tengo que responder a esto, tengo que estar presente como creador, no puedo no responder, es tan fuerte... Este fue el punto de partida'.

La idea del diario 'me agrada mucho', tiene un 'gran potencial' y 'me va acompañar durante mucho tiempo'.

En cuanto al resto... 'Después de un naufragio, la gente va a intentar encontrar su camino', concluye.