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Dos casos de racismo en los estadios de los que fueron víctimas el volante Arouca, exjugador de la selección brasileña, y el árbitro Marcio Chagas empañaron esta semana el fútbol del país a 97 días del Mundial que Brasil organizará este año.

'A la salida de la cancha fui blanco de insultos de un hincha del equipo adversario. Es lamentable e inaceptable que aún exista espacio para ese tipo de cosas hoy en día', afirmó Arouca.

El volante, que dijo tener orgullo de sus orígenes africanos, afirmó que el agresor que lo ofendió le pidió que buscara alguna selección de África para defender.

Los casos se producen dos semanas después de que la propia presidenta brasileña, Dilma Rousseff, criticara los casos de racismo en el fútbol en el mundo y asegurara que el Mundial de Brasil 2014 será un momento de respeto de las diferencias.