Los seguidores de Colombia, que han crecido paulatinamente al mismo tiempo que los buenos resultados y las expectativas de su selección, tomarán en las próximas horas Río de Janeiro, a pesar de que muchos tienen en el aire la posibilidad de poder entrar al estadio de Maracaná.
Cerca de 60.000 aficionados colombianos pueden llegar a Río de Janeiro, que ya ha contemplado los primeros 'desembarcos' en las playas de la gran ciudad.
Cuiabá, donde el equipo de Jose Pekerman ganó a Japón, contempló la presencia de más de 40.000, aunque solo más de la mitad entraron en el Arena Pantanal.
La mayoría de los seguidores que acudirán a Río lo harán sin entrada y serán objetivo claro de los reventas. El hecho de que antes del inicio de la competición no tuvieran claro el papel de su equipo y la indefinición del lugar en el que afrontarían los octavos (como primeros o segundos del grupo), retrajo la compra de las localidades a través del canal de la FIFA.
Ahora, con casi todo el aforo ya vendido, los aficionados se encuentran con pocas opciones de conseguir un asiento para el choque del sábado, que puede suponer un paso definitivo en la historia del fútbol colombiano, que se vería por primera vez entre las ocho mejores de un Campeonato del Mundo.
No es un motivo que importe a la afición cafetera. Entregada por la causa y movilizada para mantener el aliento a su plantel. La reventa es casi la última opción. Pero los tanteos iniciales para conseguir un boleto en el 'mercado negro' hablan ya de 1.500 dólares por un asiento.