La aparición salvadora de Álvaro Morata, a menos de 10 minutos del final, sofocó un posible incendio para el Real Madrid, que alcanzó el liderato después de ganar 2-1 al Athletic en un partido en el que el cuadro vasco estuvo a punto de bajar de la nube de felicidad al conjunto blanco.
A Morata, que este domingo cumplió 24 años, le bastaron 15 minutos para demostrar que tiene un olfato de gol que vale su peso en oro. Aunque marcó a regañadientes, después de un remate fallido y un rebote que le favoreció, el canterano blanco salvó a su equipo de un empate de los que duelen a final de temporada.
Con el favor del Sevilla (también se lo hizo a sí mismo ganando al Atlético), el equipo de Zidane comenzó el duelo con la opción de alcanzar el primer puesto. Lograr ese objetivo era la culminación perfecta a un día en el que Florentino Pérez se dio otro paseo por una asamblea en la que se aprobaron con facilidad las cuentas y sonó con fuerza Paco Gento y el proyecto para el Santiago Bernabéu.
Todo pintaba muy bien para el conjunto blanco, animado tras las dos últimas victorias contundentes frente al Betis y el Legia Varsovia. Atrás quedaba la serie de cuatro empates que amenazaron con problemas cortados de raíz con dos buenos marcadores. El Athletic, con múltiples bajas, parecía destinado a ser la siguiente víctima.
Pero Ernesto Valverde, que sorprendió dejando en el banquillo a Iker Muniain, planteó un partido incómodo para su rival a la vez que valiente. El Athletic no se arrugó y durante los primeros 45 minutos disfrutó prácticamente del mismo número de ocasiones que un equipo que dependió en exceso del brillo de Isco y del siempre cumplidor Toni Kroos.
Zidane volvió a su once del Benito Villamarín y sin Marco Asensio y James Rodríguez, titulares en Liga de Campeones y en el banquillo frente a los vascos, Isco, aunque de modo más intermitente, se erigió como el único con cierta frescura cerebral para abrir huecos en un equipo que aparte de cerrarse se atrevió a subir al ataque con arrojo.
Precisamente, Isco fue el catalizador del primer tanto del choque después de controlar un magnífico pase de Marcelo. El centrocampista malagueño, en el vértice del área pequeña, cedió la pelota a Karim Benzema y el Real Madrid se adelanto en el séptimo minuto.
Se olía un partido fácil con un gol veloz, pero el Athletic se deshizo del dominio blanco y comenzó a carburar hacia delante con un insistente Iñigo Lekue, que hizo diabluras por la banda derecha.
El lateral derecho del Athletic llegó hasta en tres ocasiones hasta la línea de fondo y, en una, Sabin Merino, después de fallar un cabezazo clarísimo, acertó en un desajuste defensivo de Raphael Varane y Pepe, incapaces de despejar un balón fácil.
El 1-1, a 20 minutos del final de la primera parte, volvió a estimular al Real Madrid. Sin embargo, Cristiano, ansioso en su búsqueda por marcar, abusó de la pelota y erró un par ocasiones claras. Sobre todo en la segunda, al borde del descanso, cuando, bien tapado por Gorka Iraizoz, decidió disparar a portería con Benzema e Isco liberados para adelantar al equipo de Zidane.
El Athletic no cambió en la reanudación, siguió a lo suyo, sacudiéndose la presión con un buen ejercicio táctico de Valverde que en muchos momentos desbarató los planes de su rival. Y, pronto, Iñaki Williams pudo adelantar al cuadro vasco, pero mandó a las nubes un remate cuando estaba solo delante de Keylor Navas.
Hasta pasados casi 20 minutos, el Real Madrid no dio síntomas de reaccionar. Isco, otra vez Isco, fue quien creó una ocasión de la nada con un pase a Benzema que el francés remató de cabeza sin éxito a las manos de Iraizoz. El tiempo iba pasando y el Athletic parecía cerca del objetivo. Había anulado a su rival con fortaleza defensiva y con arañazos ofensivos.
Entonces, Zidane sorprendió con la salida del campo de Isco por Lucas Vázquez y dibujó un 4-4-2 con el canterano en la derecha y Bale en la izquierda. El único con algo de imaginación en un día espeso, se quedó fuera del terreno de juego en los minutos decisivas. Su entrenador apostó fuerte en una decisión criticada por el público y no le
A base de empujones, el Real Madrid fue acumulando ocasiones ante Iraizoz mientras pasaba el tiempo. Primero, Cristiano, que no acertó en un remate desde fuera del área; segundo, Kovacic, con un remate de cabeza que se marchó fuera por poco; tercero, Bale con un centro chut peligroso; y cuarto, Morata y Lucas Vázquez fallando lo infallable.
Pero al final, tal vez con un poco de suerte, marcó Morata cuando el Real Madrid vivía con el agua al cuello y a punto de sumar un empate que pudo volver al marcador si Keylor Navas no hubiese detenido un remate de Williams. El portero costarricense enmendó un error de Varane, otro más de un equipo que anduvo fallón y que salió airoso del buen partido del Athletic.