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Con inspiración y sabiendo manejar los momentos, el británico Andy Murray detuvo al ruso Andrey Rublev, uno de los jugadores llamados a protagonizar el futuro, por un contundente 6-3, 6-0 y 6-2, para lograr la tercera ronda del Abierto de Australia.

El propio Murray, nada más acabar el encuentro elogió a su joven rival, campeón júnior de Roland Garros hace tres temporadas. 'Es impresionante verle. Este año creo que será el de su despegue', comentó el número uno después de acabar con Rublev en una hora y 37 minutos.

El británico acabó con nueve saques directos, 29 golpes ganadores, y sin ceder una sola vez su servicio. En resumen, dando una clase a quien con 19 años aspira a luchar un día por lo que lucha ahora el escocés.

Una torcedura del tobillo derecho en uno de los intercambios provocó crispación en el banquillo de Murray, que tuvo que llamar al fisio. 'Tengo un poco de dolor, pero creo que no es demasiado serio, Me pondré hielo esta noche para asegurarme', señaló el británico que ahora se medirá contra el estadounidense Sam Querrey.

El cañonero americano, que derrotó al serbio Novak Djokovic en el último Wimbledon, se convirtió en el verdugo de la joven esperanza australiana de padre uruguayo y madre española Alex de Miñaur, de 17 años, por 7-6 (5), 6-0 y 6-1.

El jugador de Dunblane no estará solo en la tercera ronda, porque su compatriota Daniel Evans, reciente finalista en Sidney se impuso al croata Marin Cilic, séptimo favorito, y campeón del Abierto de EE.UU. en 2014, por 3-6, 7-5, 6-3 y 6-3.

La afición australiana, que sueña con encontrar un campeón desde que Mark Edmonson lo consiguió en 1976, vio como uno de sus ídolos, Nick Kyrgios, se quedaba mudo ante el italiano Andreas Seppi, un jugador al que los grandes suelen pedir para entrenarse con ellos, por su limpieza en los golpes y su precisión a las líneas.

Seppi protagonizó una de las hazañas de este Abierto de Australia al levantar una bola de partido y derrotar a Kyrgios, en un duelo épico por 1-6, 6-7 (1), 6-4, 6-2 y 10-8 después de tres horas y nueve minutos de lucha, salvando un 'match-point'.

Seppi, el hombre que venció en otro gran encuentro hace dos temporadas a Federer en la tercera ronda, superó la bola de partido en el juego 16 del último set, con una derecha a la línea, que destrozó, no solo a Kyrgios, sino a todos sus seguidores en la Hisense Arena.

El italiano, 89 del mundo, cerró además el encuentro a lo grande, con su saque directo número 16. Kyrgios acabó con 28. Seppi se medirá en tercera ronda contra el belga Steve Darcis, que derrotó al argentino Diego Schwartzman, por 6-3, 6-3, 2-6 y 6-4.

La jornada dejó destellos de garra, como la que demostró el joven estadounidense Noah Rubin, formado en la academia de John McEnroe, en su intento de asustar al cuatro veces ganador, Roger Federer que se impuso por 7-5, 6-3 y 7-6 (3) y que ahora se medirá contra el checo Tomas Berdych.

Y el aviso del alemán de origen ruso Mischa Zverev, de quien Rafael Nadal dice que será número uno del mundo, que derrotó al estadounidense John Isner, por 6-7 (4), 6-7 (4), 6-4, 7-6 (7) y 9-7, después de cuatro horas y diez minutos y aguantando los 33 saques directos del americano.

Federer había adelantado que Kyrgios todavía no estaba preparado para ganar un Grand Slam, y hoy los resultados le dieron la razón. Luego dio también apoyó al español Fernando Verdasco que el martes calificó la velocidad de la Rod Laver Arena de 'locura'.

'Sí, ví lo que dijo. No creo que sea un problema de la pista. Creo que tiene que ver con interpretar cuánto efecto trae la pelota, y por ahí sí que puede ser una pista más complicada. Es difícil mantener la bola en juego', señaló Federer.