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La británica Johanna Konta se alzó este sábado con el primer Premier Mandatory de su carrera al ganar a la danesa Caroline Wozniacki en la final del Torneo de Miami por 6-4 y 6-3.

Konta, nacida en Sydney (Australia) hace 25 años, pero que compite bajo la bandera del Reino Unido, batió a su rival gracias a la potencia de sus 33 golpes ganadores, por solo 8 de Wozniacki.

La jugadora danesa, de 26, falló en su intento de conseguir su primer Premier Mandatory desde 2013 en un encuentro marcado por las constantes roturas de saque, con 6 por parte de Konta y 3 de Wozniacki.

Konta aclaró desde el principio a la ex número uno que su presencia en la final no era ninguna casualidad y que, como ella, es otra de las tenistas en mejor forma del circuito de la WTA este año.

La británica se apuntó una rotura en blanco en el primer juego con una agresividad que abrumó a una Wozniacki que apenas llegaba a devolver las buenas derechas de Konta, número 11 del mundo.

La danesa, 14 del ránking, que había esperado pacientemente a que el vendaval se calmase, entró en el partido a tiempo y se llevó los siguientes dos juegos a base de garra.

A partir de entonces, el resto del primer asalto fue un intercambio de sensaciones en el que una no se acababa de imponer a la otra, las roturas se sucedían y los juegos se ganaron de dos en dos hasta el 6-4 final favorable a Konta.

Hubo hasta cinco roturas en el primer set, dos de Wozniack y tres de Konta.

El momento clave del primer set llegó en el noveno juego, cuando Wozniacki perdió su saque de manera definitiva, primero con un buen intercambio en el que Konta supo contraatacar a la perfección una subida a la red de su oponente y después con una doble falta de la danesa que le puso en bandeja el juego a la británica.

Wozniacki, que había discutido con el árbitro en una ocasión, golpeó entonces su raqueta contra la red ante la frustración y en el juego decisivo dejó escapar su última opción de reengancharse al set con dos bolas más de rotura que Johanna Konta supo defender para apuntarse el set de una final inédita en Crandon Park.

Wozniacki y Konta nunca se habían medido en la final de Miami, aunque para la ex número uno del mundo el duelo tenía un significado especial ya que podía tomarse la revancha de la tercera ronda del último Abierto de Australia, cuando la británica venció por un rotundo 6-3 y 6-1.

Wozniacki, en su búsqueda continua para regresar al nivel que la llevó muy joven a lo más alto del tenis femenino en 2010 y 2011, mejoró su imagen en Miami, pero Konta fue demasiado para ella.

La danesa se mantuvo viva y corrió aún más en el segundo parcial, en su intento de apuntarse su vigésimo sexto título de la WTA y su primera corona en Miami.

Varios errores innecesarios propios de una jugadora desconcentrada privaron a Konta, ganadora este año del abierto de Sydney, de despegarse en el marcador.

La irregularidad de su contrincante dio opciones a Wozniacki, pero finalmente Konta se centró, cerró el partido con un 6-3 en una hora y 35 minutos y se llevó las manos a la cabeza mientras el ojo de halcón decidía que su último globo había entrado por poco. A partir de ahí, Konta sólo pudo sonreír.

Con su victoria en Miami, la tenista de Sydney alcanzará su mejor posición histórica en el ránking, un séptimo puesto que estrenará en el próximo torneo.

Era sólo la segunda final de un Premier Mandatory para la británica después del Abierto de Pekín en 2016, en el que cayó ante la polaca Agnieszka Radwanska.

En Florida, Konta cuajó un gran torneo y se convirtió además en la primera británica que gana un Premier Mandatory desde la creación de este formato en 2009.

Además, la nueva número 7 del mundo se convirtió también en la primera tenista británica en ganar un torneo importante en el circuito desde que la legendaria Virginia Wade conquistara Wimbledon en 1977.