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Real Madrid y Barcelona protagonizarán hoy el gran clásico del fútbol español en el Santiago Bernabéu, decisivo para el título de la Liga, con los merengues ante la posibilidad de asestar el golpe definitivo al eterno rival, que está obligado a ganar para prolongar el pulso por el título.

El Real Madrid, crecido tras eliminar al Bayern Múnich de la Liga de Campeones, tiene en su mano dar un paso de gigante hacia su gran objetivo del curso, volver a reinar en la Liga, en un escenario soñado, ante su gran rival, al que puede ver perder todos los títulos grandes en cinco días.

Zidane sabe que es el momento deseado por cualquier madridista e intenta rebajar la presión, quitar importancia al duelo, convertirlo en uno más. Pero es consciente de que su primer clásico como técnico madridista en el Santiago Bernabéu, no lo es.

Vuelve Gareth Bale, recuperado de su séptima lesión en el sóleo, y obliga a Zidane a decidir. Apostar por el extremo galés le condiciona a regresar al 4-3-3 y volver a mandar al banquillo a Isco en un momento excelente.

El técnico madridista debe decidir viendo el momento de Bale, si está en condiciones de aguantar un duelo de alta intensidad o es mejor usarlo como revulsivo en el segundo acto. Así como el dibujo y la estabilidad que gana con cuatro centrocampistas.

Al Barsa solo le sirve la victoria en el Bernabéu. Ganar y esperar o perder y despedirse de la Liga. No tiene ningún margen de error en casa del gran enemigo, donde, previsiblemente sin Neymar, sancionado —fue convocado, pero no se sabe si podrá ser utilizado, luego del recurso presentado por los azulgranas al TAD—, buscará apurar sus opciones en el último clásico de Luis Enrique como técnico del equipo culé.

Su irregularidad le ha llevado a este punto. Sus resultados, especialmente como visitante, le han conducido al límite. En el clásico se disiparán todas las dudas.

Será especial el partido para todo el equipo, pero en concreto para Messi, que hace tres años que no marca al Real Madrid —la última vez que lo consiguió fue en 2014 cuando consiguió un triplete en el 3-4 logrado por el Barsa—, pero que sigue siendo el máximo goleador de los clásicos con 21 tantos en 33 duelos, tres más que el mítico Alfredo di Stefano.