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Wallison preside un club del Algarve, el colombiano Víctor Córdoba jugaba en el Leiria y el caboverdiano Luís Tavares en el Ponterrolense. Los tres, al igual que cientos de futbolistas de Portugal, tienen que recibir alimentos para comer algo a diario. La COVID-19 ha dejado a muchos en la indigencia.

El Campeonato de Portugal, con 72 clubes y algo más de 2.000 jugadores, es el tercer escalón y en él militan cientos de jóvenes futbolistas, muchos de ellos extranjeros llegados de África o Sudamérica con el sueño de ser figura del balón.

Sin embargo, la pandemia ha destapado aquello que ya existía: futbolistas, entrenadores y hasta utilleros que malviven y han tenido que pedir ayuda porque no tienen lo básico para sobrevivir.

Al rescate, figuras del deporte portugués como Paulo Futre, João Félix, Bruno Fernandes o José Mourinho, que, sin dudarlo, abrazaron la idea que lanzó un futbolista de origen guineano que milita en el Campeonato de Portugal, Ibraim Cassamá ‘Ibra’.

Se trata de un jugador internacional con Guinea Bissau que milita en el Real Massamá luso. Durante una entrevista con la Agencia EFE explica que, tras declararse la pandemia, numerosos compañeros de esta división se quedaron sin nada, ya que los pocos ingresos que tenían del fútbol se cortaron y muchos comenzaron a pedir ayuda para sobrevivir.

'La pandemia exteriorizó aquello que ya existía: equipos que no pagan o jugadores abandonados', asegura Ibra, que confiesa cómo algunos compañeros futbolistas 'escriben sólo para pedirnos leche para sus niños'.

En los primeros días, Ibra, junto a sus colegas Hugo Machado y Paulinho, logró llevar comida a compañeros que no tenían para comer al día siguiente.