El Flamengo, último campeón de la Liga brasileña y la Copa Libertadores, volvió este miércoles a entrenarse en campo, contrariando las recomendaciones de la Alcaldía de Río de Janeiro, que solo ha liberado los trabajos de fisioterapia.
La plantilla se ejercitó, por segundo día consecutivo, en dos campos del Ninho do Urubú (nido del buitre), el centro de entrenamiento del club situado en la zona norte de Río, según imágenes captadas por la cadena Globo.
La Alcaldía de Río de Janeiro, una de las ciudades brasileñas más golpeadas por la pandemia de COVID-19, divulgó después un comunicado oficial en el que reiteró que 'no recomienda la vuelta de los entrenamientos' de los clubes locales.
La secretaria de Salud de Río de Janeiro, Beatriz Busch, ya se ha puesto en contacto con el Flamengo para ''transmitirle la posición del Comité Científico Municipal, que visa a preservar la propagación del COVID-19 y la salud de la personas'.
En la víspera, cuando los jugadores rubro-negros se entrenaron por primera vez sobre el césped, el alcalde de Río, Marcelo Crivella, dijo que solo estaban permitidas las actividades de fisioterapia.
La Federación de Fútbol del Estado de Río de Janeiro (FERJ) defendió públicamente al Flamengo, mientras los entrenamientos del equipo 'no interfieran en el combate a la diseminación de la COVID-19'.
'Es importante resaltar que los ejercicios forman parte de la fisioterapia, que por definición es una ciencia de la salud aplicada al estudio, diagnóstico, prevención y tratamientos de disfunciones cinéticas funcionales de órganos y sistemas', indicó la entidad.
Los jugadores del Flamengo se presentaron el lunes pasado al centro de entrenamiento para someterse a unos análisis de detección del coronavirus que constataron que dos jugadores continúan infectados, según informa ‘GloboEsporte’.
A principios de mayo, el Flamengo reportó 38 personas contagiadas por el COVID-19, entre ellas tres jugadores del equipo profesional, después de 293 pruebas clínicas realizadas a sus trabajadores, a toda la plantilla, familiares y personas próximas que conviven en el día a día con jugadores y cuerpo técnico, como empleados domésticos.
También a comienzos de este mes, el masajista del equipo profesional Jorge Luiz Domingos ‘Jorginho’ falleció a los 68 años víctima del coronavirus.
En la víspera, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, uno de los pocos líderes mundiales que niegan la gravedad del COVID-19, se reunió en Brasilia con Rodolfo Landim y Alexandre Campello, presidentes del Flamengo y del Vasco da Gama, respectivamente.
El mandatario ultraderechista defiende el retorno del fútbol, suspendido en Brasil desde mediados de marzo, así como la reapertura de los comercios y, en definitiva, la vuelta 'inmediata' a la normalidad.
El estado de Río de Janeiro, el tercero más poblado de Brasil, con unos 17 millones de habitantes, es uno de los más afectados por la crisis de coronavirus con 3.237 muertes y 30.372 contagios, según el último balance del Ministerio de Salud.
En todo el país ya son cerca de 19.000 fallecidos con COVID-19 y más de 290.000 infectados, lo que le sitúa como el tercero del mundo con más casos confirmados de la enfermedad.
El pico de la pandemia solo está previsto que llegue a Brasil en julio.
Además del Flamengo, también han vuelto a ejercitarse Gremio, Internacional y Atlético Mineiro, aunque a diferencia del club carioca, estos sí recibieron en aval de las autoridades locales.