El conflicto laboral entre los dueños de los equipos de las Grandes Ligas y los jugadores continúa sin ningún tipo de avance tras haberse estancado en el asunto del número de partidos que ambas partes quieren disputar si se pudiese iniciar la temporada regular.
Algo que ya es común cada vez que llegan las disputas laborales en el deporte pasatiempo nacional, siempre es una discusión de números.
En este momento, el número más polarizante es cuántos partidos se tendrán que disputar de la temporada regular 2020, acortada por la pandemia del coronavirus, de acuerdo a todas las fuentes cercanas a las negociaciones.
Si es aproximadamente un calendario de 50 partidos sin aficionados, entonces los dueños están de acuerdo con pagarles a los jugadores el ciento por ciento de sus salarios prorrateados del 2020.
Pero una vez que el número de partidos comienza a superar esa barrera, los dueños quieren que baje el porcentaje proporcional porque aseguran que no pueden permitirse el lujo de alcanzar esa tasa del ciento por ciento cuando se juegan más partidos, dado que sus perdidas serían simplemente demasiado elevadas y hacer frente ellos solos.
Es por eso que en el calendario inicial de 82 partidos presentado por la liga, los dueños querían pagar el 60 por ciento de los salarios prorrateados de los jugadores, que deberían asumir las pérdidas de ingresos en ese recorte del 40 por ciento.
En una reunión, el pasado domingo, el comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, le dijo al director ejecutivo del sindicato, Tony Clark, que la liga podría pagar el ciento por ciento de los salarios prorrateados, pero solo por ese calendario reducido de aproximadamente 50 partidos.
Lo anterior estaba acorde con la disposición que los dueños tenían de pagar el 60 por ciento de los salarios prorrateados por el calendario de 82 partidos, dado que el porcentaje que estarían dispuestos a pagar por un calendario de 114 partidos sería muy inferior al 50 por ciento, lo que los jugadores tampoco van a aprobar.
El sindicato quiere más detalles de los dueños que les permita justificar sus afirmaciones de que las pérdidas económicas con un calendario por encima de los 50 partidos serán insostenibles.
La liga tiene la mentalidad de que, sea cual sea la información financiera que proporcione, aún no sería suficiente para cambiar la opinión de los jugadores sobre el pago proporcional completo del ciento por ciento de sus salarios.
Los jugadores todavía esperan más detalles financieros y que los dueños hagan una contrapropuesta a la que ellos enviaron el domingo.
Por su parte, los dueños no quieren mover ficha ni ofrecer detalles de que hacer si no consiguen que los jugadores comiencen a negociar basados en la postura del ciento por ciento proporcional.
En cuanto a los jugadores que buscan el pago completo y el tiempo de servicio para los peloteros, que se consideran de alto riesgo o que alguien en su familia tiene un alto riesgo por razones de salud, tienen la confianza que los dueños no la rechacen de inmediato.
Los jugadores, el pasado 26 de marzo, establecieron un acuerdo en el que las partes otorgan a las Grandes Ligas el derecho de controlar la duración de la temporada.
Sin embargo, el acuerdo también contiene un lenguaje de buena fe sobre jugar tantos partidos como sea posible.
Los jugadores podrían presentar una queja contra los dueños por no estar a la altura de ese contexto, pero la resolución vendría bien después de que se juegue la temporada 2020 o no.
Y esa probabilidad parece lejos de ser segura en este momento, porque los jugadores creen que los dueños no están dispuestos a asumir todas las pérdidas, a respaldar sus reclamos de dificultades financieras y filtran información errónea, todo en un esfuerzo que el sindicato considera que mantiene al deporte del béisbol como rehén de cara al futuro de la competición.
Los protocolos de salud y seguridad propuestos por los dueños no han encontrado tanta resistencia por parte de los jugadores, quienes han propuesto ajustes al formulario de salud y seguridad.
Pero ese debate está en un camino separado del de la compensación económica, que tiene un largo camino por recorrer en un corto período de tiempo, lo más probable la próxima semana, antes de llegar a un destino de mutuo acuerdo o dar por perdida la temporada regular del 2020.
Algo que nadie desea dentro de la oficina del comisionado de las Grandes Ligas y de ahí su trabajo constate en busca de una solución, que por el momento no llega y que es urgente que se dé.