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La policía francesa tuvo que cargar contra un centenar de aficionados que se habían congregado en las puertas del Parque de los Príncipes durante la final de la Liga de Campeones que su equipo perdió frente al Bayern de Múnich en Lisboa.

Durante el encuentro, el agrupamiento de seguidores provocó la intervención de las fuerzas del orden, porque no respetaban las distancias de seguridad impuestas por las autoridades en el contexto de la pandemia de COVID-19.

Ante la presencia policial, los aficionados lanzaron objetos a patrullas policiales, que respondieron con el lanzamiento de botes de humo.

El ministro del Interior, Gérard Darmanin, consideró 'inadmisibles' esos hechos a través de la red social Twitter.

Según los datos de la Prefectura de Policía de la capital, a pocos minutos del final del encuentro se habían puesto 274 multas a personas que no llevaban mascarilla, en contra de las consignas oficiales.

En el interior del estadio el PSG había organizado una transmisión del partido en pantalla gigante reservada a 5.000 personas, el máximo permitido por las autoridades francesas por la crisis sanitaria.

El acto, al que asistieron algunas viejas glorias del club, se desarrolló sin grandes problemas, con los asistentes repartidos en las gradas para que se pudieran mantener las distancias de seguridad.

Miles de personas mostraron su decepción en las calles de la capital francesa, sobre todo en los Campos Elíseos, que habían sido cerrados al tráfico en previsión de una celebración de la primera victoria en la Liga de Campeones del equipo parisiense.

La imagen contrastó con la vivida en Marsella, ciudad del rival histórico del PSG, el Olympique, donde numerosos aficionados celebraron la derrota del equipo de la capital.