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Todo volvió a la normalidad en el cuarto partido de las Finales de la NBA que Los Angeles Lakers ganaron este martes por 102-96 ante los Heat de Miami y se pusieron con ventaja de 3-1 en la serie que disputan al mejor de siete.

Una vez más la combinación del alero LeBron James y el pívot Anthony Davis, que volvieron a ser las estrellas de los Lakers, hicieron la diferencia en la victoria del equipo angelino, que juegan las Finales de la NBA por primera vez desde el 2010 y buscarán su decimoséptimo título de campeones.

James, como el resto de los Lakers, recuperaron la intensidad en su juego, especialmente en el apartado defensivo, y aunque los Heat recuperaron a su pívot titular Bam Adebayo, baja en los dos partidos anteriores, por lesión, el equipo angelino siempre estuvo al frente del marcador, aunque sin poder distanciarse.

Lo hizo en el momento decisivo de los últimos tres minutos del partido cuando surgió la inspiración encestadora del escolta Kentavious Caldwell-Pope, que anotó cinco puntos consecutivos con un triple y penetración para el parcial de 95-88 y dos minutos por jugarse.

Ahí se acabó el partido para los Heat, que intentaron hacer el milagro de la remontada, pero sin conseguirlo porque el veterano base Rajon Rondo anotó canasta, Davis capturó un rebote defensivo, acompañado de un triple (100-91) y 39.5 segundos por jugarse.