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Sin una raqueta que domine el cuadro femenino, las campeonas son cada vez más jóvenes y la próxima de Roland Garros tendrá los 21 años de la estadounidense Sofia Kenin o los 19 de la polaca Iga Swatek.

En el caso de la primera, una victoria en la tierra batida francesa le permitiría levantar su segundo Grand Slam, puesto que a principios de temporada se hizo ya con el Abierto de Australia, tras derrotar en la final a la española Garbiñe Muguruza.

Es más, Kenin cuenta con una serie de 16 victorias y una sola derrota en grandes en lo que va de campaña. Su único revés lo sufrió en octavos de final del Abierto de Estados Unidos contra la belga Elise Mertnes.

ORIGEN RUSO

Kenin es una estrella ascendente del tenis, nacida en Moscú, adonde sus padres regresaron para recibir ayuda financiera en sus primeros años de vida.

Sus padres, que abandonaron la Unión Soviética para acabar instalados en Nueva York a finales de los 80, consagraron su vida a la carrera de la joven tenista, hasta el punto de instalarse en Florida para facilitar su entrenamiento.

La joven se ha plantado en su segunda final de un grande con un recorrido complicado, puesto que solo ha ganado en 2 sets dos de sus seis partidos.

Nada más clasificarse para la final, tras derrotar a la veterana checa Petra Kvitova, 6-4 y 7-5, la estadounidense se obstinó en recordar que el trabajo no está terminado, puesto que su único objetivo es levantar la copa Suzanne Lenglen.

Y también que su rival de mañana le venció en dos sets en octavos de final de Roland Garros júnior de 2016, 6-4 y 7-5.

Porque, aunque tiene un currículum menos florido, Swiatek se ha convertido en la gran sensación de esta edición de Roland Garros.

La polaca, sonrisa abierta, franca, gestos espontáneos, palabras rápidas y mirada alborotada, se planta en la final sin dejar en su recorrido un set, con un tenis brillante, agresivo y variado, que se ha convertido en una atracción.

'El sábado no será tan fácil como hasta ahora', aseguró nada más conseguir el pase a la final tras derrotar a la argentina Nadia Podoroska 6-1 y 6-2, para conseguir el pase a la primera final de un grande en su historia.

GUNS N'ROSES Y NADAL

La polaca, la primera de su nacionalidad que llega al último escalón en París, no es tampoco flor de un día. Hace tiempo que viene dejando su impronta en el circuito. El año pasado, con solo 18, se coló entre las 8 mejores, donde le echó el freno la rumana Simona Halep.

Un año después, en la misma ronda, se tomó la revancha con una soltura pasmosa, ante la 2 del mundo, la misma velocidad con la que ha ido cerrando todos sus duelos, 70 minutos de media, como si se tratara de una contrarreloj.

Lo hace a ritmo de ‘Welcome to the jungle’, de Guns N' Roses, la canción que escucha cuando entra en la pista, una licencia que se permite para dejar a un lado a sus adorados AC/DC o Pink Floyd.

Swiatek se dice admiradora irreverente de Rafael Nadal, el tenista que le hizo sentarse delante de la tele para ver tenis, de quien obtuvo las ganas de ser jugadora y, quién sabe, seguir sus pasos victoriosos.

Sus saltos de celebración de los triunfos, entre juveniles y alocados, resumen bien su personalidad.

La polaca ganó Wimbledon en júniors y Roland Garros en dobles, además de los Juegos de la Juventud en Buenos Aires en 2018 junto a Kaja Juvan.

De su ambición habla bien que ha llegado a semifinales también en el torneo de dobles en esta edición, junto a la estadounidense Nicole Melichar. Ahí tampoco han dejado escapar un set.