El Bayern Múnich, vigente campeón de Europa, dio un golpe de realidad al torneo y al Atlético de Madrid, que sucumbió 4-0 ante un rival dominador y efectivo, al que le sirvió la primera mitad para sentenciar con goles de Coman y Goretzka y redondeó el triunfo en la segunda por medio de Tolisso y Coman.
Una goleada que supone un golpe de realidad doble. Primero para los aspirantes al cetro europeo que pudieran apreciar cualquier atisbo de complacencia en el equipo de Hansi Flick, campeón de todo la temporada pasada y dominador en el arranque del nuevo curso —con los cuatro de este miércoles son 29 a favor y siete victorias en ocho partidos oficiales—, pese a las dudas que rodearon al encuentro por el positivo del extremo alemán Serge Gnabry justo un día antes.
Impacto que sufre sobre todo el Atlético, que comprobó que ni su defensa es tan inexpugnable para resistir a los ataques más exigentes de Europa ni su ataque tan convincente pese a contar con el uruguayo Luis Suárez, aún con el gol anulado al portugués Joao Félix en la segunda mitad por fuera de juego del charrúa.
El equipo español -de amarillo fluorescente en la noche de Múnich, sin Diego Costa, Saúl Ñíguez y el uruguayo José María Giménez por lesión- salió presionante, reduciendo espacios al Bayern y rápido en las combinaciones, con una jugada que acabó en centro raso del brasileño Renan Lodi para Suárez, que no llegó por poco.
Fue una estéril declaración de intenciones, respondida minutos después por una volea del polaco Robert Lewandowski tras un centro en carrera de Coman. La señal para que el campeón de Europa tomara el mando del encuentro con una posesión inicialmente sin peligro excepto en acciones aisladas, un remate a un palo de Niklas Süle tras un saque de esquina o un chut muy esquinado del francés Corentin Tolisso -el sustituto del apartado Gnabry- que tapó Oblak.
Parecía un dominio cansino, contemporizador, pero el Bayern lo único que estaba haciendo era preparar el partido hasta el momento justo, que llegó en el minuto 28, con todo el Atlético en propio campo, cuando le llegó un rechace a Kimmich. Su centro teledirigido a Coman, desatendido por el inglés Kieran Trippier, puso al extremo galo con todo a favor para batir a Oblak con la pierna derecha.
Del Atlético apenas se había visto lo que había permitido el conjunto bávaro, un par de combinaciones de Yannick Carrasco y Joao Félix por la izquierda, porque el Bayern tenía el partido donde le interesaba: en busca de un contragolpe para zanjar el duelo ante un conjunto español que tenía que intentar nivelar el electrónico.
Lo encontró, de nuevo, por el lado derecho, en el que el mexicano Héctor Herrera -hasta entonces cuajando un buen encuentro e incluso doblando a Trippier para generar superioridad por la derecha- perdió un balón ante Tolisso que permitió al Bayern armar un contragolpe mortal: carrera de Lewandowski, pase atrás de Coman y disparo fuerte y cruzado de Goretzka, directo al fondo de la portería de Oblak.
Para un Atlético perdido y desarmado, el pitido del árbitro para el descanso fue prácticamente un alivio, ya que en tres minutos había acumulado tres cartulinas amarillas fruto de la desesperación, para Lodi, Koke y Herrera.
El paso por vestuarios hizo a los de Simeone volver más animosos, e incluso se vieron acortando distancias momentáneamente con un gol de Joao Félix, que había aprovechado un despeje de la defensa bávara a centro de Trippier para disparar y marcar, pero había fuera de juego de Suárez, que entorpecía la visión de Neuer.
Como un espejo de la primera mitad, tras ese aviso del Atlético no hubo más, sino una nueva avalancha del Bayern, esta vez con menos claridad: un cabezazo de Pavard, un tiro cruzado desviado de Müller... Tuvo Carrasco la opción de descontar en un contragolpe conducido por Joao Félix, pero se entretuvo y disparó alto.
Y el campeón de Europa castiga la indefinición. Lo hizo Tolisso, con un misil desde fuera del área a la escuadra izquierda de Oblak, y Coman, aprovechando un contragolpe para hacer el cuarto ante una defensa atlética ya deslabazada. El Bayern quiere su cetro y al Atlético le queda aún mucho trabajo por delante para desafiarlo.