A poco del golpe inaugural del 84º Masters, los 92 jugadores invitados, después de las bajas por Covid-19 del español Sergio García y el chileno Joaquín Niemann, y la retirada por lesión del argentino Ángel Cabrera, y con Tiger Woods como defensor del título, se mantiene una calma inusual en un Augusta National sin espectadores.
Al igual que otras muchas consecuencias de la pandemia, es la primera vez en la historia que se celebra un Masters en noviembre y sin la presencia de 'patrones', el término que se utiliza en Augusta para denominar respetuosamente a los espectadores.
En la tradicional conferencia de prensa previa al inicio de la competición, el presidente de Augusta National, Fred Ridley, no eludió las cuestiones que han marcado a Estados Unidos y el mundo durante 2020, como la gravedad de la pandemia y los problemas de inclusión racial y social.
Ridley anunció las iniciativas de desarrollo de la comunidad que rodea Augusta National 'tendiendo puentes para salir de la pobreza', aumentar el acceso a atención sanitaria y promover el cambio generacional y la movilidad económica.
Iniciativas que se suman la simbólica invitación de Lee Elder, el primer afroamericano que jugó el Masters, a inaugurar el torneo junto a los legendarios Jack Nicklaus y Gary Player en abril de 2021.
Con respecto a los efectos de la pandemia en los próximos meses, Ridley mostró un optimismo cauteloso y se limitó a pronosticar que la edición de abril 'estará más cerca de la normalidad'. Aunque es posible que tampoco se escuchen los rugidos de los seguidores de Tiger Woods dentro de unos meses.
La ausencia de espectadores, cuerdas y ceremonias no ha disminuido la presión y las expectativas de Tiger, ganador de cuatro Masters entre 1997 y 2019, que aspira a conquistar su quinta chaqueta verde y su decimosexto grande.
A sus 44 años, Tiger tendrá que medirse a grandes pegadores como el estadounidense Bryson Dechambeau, que intentará repetir la fórmula que le dio la victoria en el US Open en septiembre, sobrevolar todos los árboles y atajar el camino hasta los greenes con golpes de salida de más de 350 metros.
Aunque, con la lluvia prevista para la primera jornada, la distancia puede ser una baza importante, los veteranos recuerdan que el camino hacia la victoria en Augusta National pasa por los segundos golpes y especialmente el juego corto alrededor de los greenes.
Los principales favoritos son los que han demostrado que pueden combinar la potencia con la destreza a corta distancia, entre los que destacan el estadounidense Dustin Johnson y el español Jon Rahm, número uno y número dos del mundo, respectivamente.
Rahm cumplió 26 años el martes -lo celebró con un espectacular segundo hoyo en uno que ha asombrado al mundo entero-, la misma edad con la que su compatriota Severiano Ballesteros conquistó su segundo Masters, y forma parte de una generación de jugadores con claras opciones de victoria, junto con el norilandés Rory McIlroy y el estadounidense Xander Schauffele, que llegó a ponerse colíder en la última jornada de la edición de 2019.
La mermada escuadra española en 2020, tras la baja de Sergio García, ganador del Masters de 2017, está integrada por Rahm, Rafa Cabrera Bello y José María Olázabal, bicampeón en 1994 y 1999.
La representación latinoamericana también se ha reducido a un trío de debutantes en el Masters, con el mexicano Abraham Ancer, el colombiano Sebastián Muñoz y el joven aficionado argentino Abel Gallegos.